(Imagen de la cacería de brujas
en la Alemania medieval)
Caza de brujas en la concertación.
Los plumarios de La Nación se han tirado en picada a culpar a Marco Enríquez Ominami por el fracaso electoral de la concertación recriminándole haber destrozado a esa coalición con “su juego peligroso”llevó a la desintegración de la agrupación.
Parece ser cierto ese refrán que asegura que “los Dioses ciegan a aquellos que quieren perder”, porque parecen no captar que el repudio ciudadano se produjo por la soberbia, el sectarismo, la ineficiencia y la corruptela que han demostrado.
Nosotros creemos que el viernes anterior a la segunda vuelta Marco Enríquez Ominami se pego un “balazo en el pie” con su apoyo a Eduardo Frei, con el que dejó a un inmenso grupo de sus partidarios desencantados y con la sensación de haber sido traicionados.
A pesar de no profesar ninguna simpatía por el ex díscolo nos parece un atentado contra la verdad querer cargar las culpas contra el por haber levantado una opción distinta, sobre todo conociendo las totalitarias formulas usadas para proclamar a Frei.
Nosotros tenemos la tendencia a creer que más que un triunfo de la coalición por el cambio lo que hemos presenciado es una derrota de la concertación, que desde el Olimpo, se ha dedicado a medrar y ha dejado de escuchar a su militancia.
Llorar sobre la leche derramada, como lo están haciendo los concertados, o desatar una casa de brujas para encontrar a quienes culpar por el desastre electoral nos parece inoficioso, pensamos que además quedarán muchos inocentes heridos con estas opciones.
Es cierto que algunos de los que están buscando de manera revanchista una “cabeza de turco” perderán los cargos en que han ganado buenos salarios por hacer política, lo que nos parece una sana medida, pero, deben dejar de respirar odiosidades.
Sin duda alguna la concertación, como próximos opositores, tienen una oportunidad única de demostrarle a los electores su altura de miras realizando una oposición constructiva y propositiva, que de desaprovecharla, les llevará a la extinción.
Creemos que los concertados deben hacer un frio y serio análisis de las causas de su traspié electoral, revisar sus procedimientos y por sobre todo sacar de sus dirigencias a los carcamales que tienen vicios que no caben en la política moderna.
Pensamos que quienes ejercieron el poder durante las dos últimas décadas tienen que dejar de lado la auto complacencia con que se quieren convencer que han hecho una labor buena y prestar verdadera atención al claro mensaje popular.