Han falseado el lenguaje.
El falseamiento de nuestro lenguaje ha llegado a situaciones que de no ser trágicas podríamos calificarlas de jocosas, pues al quitar a las expresiones su sentido natural para darles un significado antojadizo suelen darse situaciones curiosas.
Los “progresistas” son refractarios a las determinaciones de la soberanía popular expresada nítidamente en las urnas y simplemente anuncian que harán una oposición dura al Gobierno electo, rememorando eso de negarle la sal y el agua.
Los demócratas, por cierto titulo auto conferido, simplemente no respetan a quienes han obtenido el mandato popular de ser quienes encabecen el próximo periodo Gubernamental y simplemente deciden comenzar a boicotearlo antes de su asunción.
Los que dicen representar los intereses populares se vanaglorian de los cambios que presuntamente han realizado, pero desde sus muelles oficinas deciden que hay que obligar a los trabajadores a sindicalizarse y avalan la tremenda brecha social que han creado.
Los que predican la justicia social son los mismos que han mantenido a los más humildes de nuestra sociedad constreñidos a un salario mínimo miserable y quienes o han mal invertido la plata del pueblo o simplemente se la han llevado para la casa.
Estos personajes que hacen “gárgaras” con las libertades ciudadanas han dejado en libertad a los delincuentes y han encerrado en sus casas a la gente de trabajo que teme el asalto que les quite sus pocos bienes, dejando a la ciudadanía en la completa indefensión.
Los discursos del progresismo, léase de la izquierda que nos Gobierna, han asegurado que ellos arreglarán la mala educación y la vergonzosa salud, tratando que olvidemos que ellos mismos, con inmensos recursos, han hecho involucionar los resultados de estos servicios.
Aquellos que han aniquilado a la cultura transformándola en un apéndice de sus ambiciones de poder, tratan de presentarse como sus máximos defensores, poniendo para ello a actorzuelos de tercera o plumarios de cuarta como exponentes de la cultura.