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viernes, 21 de noviembre de 2008

Si no se la puede, váyase por favor

La falta de delicadeza para tratar con los trabajadores del Estado, la desidia con que manejaron durante dos meses el tema, la carencia absoluta de respeto por las necesidades del pueblo y una ausencia absoluta de delicadeza, fueron las responsables del paro de los Empleados Públicos, que dejo a miles de chilenos afectados y provocó multimillonarias pérdidas a la economía.

Sin lugar a dudas de no haber demostrado la desidia que caracteriza al Gobierno, que deja los problemas para cuándo no tiene más posibilidades que enfrentarlo, conversaciones serías durante ese largo periodo en que era evidente que la paralización venía y un poco de interés en los problemas que afectan a los más humildes sin duda habrían evitado estos 4 días de para y los anteriores.

Nuestros Gobernantes tienen una escasa delicadeza negociadora, creen que con la suficiencia que les es habitual, las descalificaciones permanentes, las frases hechas y su lenguaje convincente pueden hacer lo que quieran con los chilenos, sin darse cuenta que cuándo nos encabritamos somos bravos y tenemos la cabeza tab dura como la de ellos cuándo consideramos tener la razón.

Que fácil habría sido evitarle a la Presidente los bochornos de ver que su propia gente, los parlamentarios oficialistas, votaban contra su proyecto de mejorías salariales o la vergüenza de presentar cinco o seis alternativas seguidas después de haber desperdiciado la posibilidad de un dialogo productivo.

Pensamos que estas situaciones deben demostrarle a la Gobernante la incapacidad de su equipo político y la ineptitud de su equipo económico, que la han llevado durante tantas ocasiones a hacer ridículos soberanos, horadando, de manera irremisible la respetabilidad de nuestros Gobernantes, la seriedad de la Administración y sembrando serias dudas en la gobernabilidad de que hacen gala.

Es la oportunidad para que la Primer Mandatario, en un acto de independencia nos demuestre que es capaz de pensar por si misma y sin un libreto escrito por sus asesores despida a la pandilla de ineptos que tiene en su gabinete y, terminando con el vil cuoteo, llame al Servicio Público a los mejores, sin distinción de sus colores políticos, con lo que seguramente pasaría a la historia de mejor forma.

Si no aprendió nada de los resultados de las Municipales, que los pongan como los pongan implican una derrota para el oficialismo, si no le bastó Transantiago para comprobar que son incompetentes, o si no la avergüenza el ridículo al que la han sometido, hágalo pensando en el país y en el destino de un pueblo cuyo único error ha sido confiar en sus Gobernantes.

La farra debe terminar, se han pegado una fenomenal fiesta con los recursos del pueblo, con comilonas y tomateras memorables, y ahora, sin siquiera habernos invitado a los conchos o a las migajas que caían de la mesa, pretenden que todos paguemos la cuenta del festival que ellos han tenido. Pensamos que son de una frescura inaudita y que nos creen más tontos de lo que somos.

Por último si no se la puede, como estamos cierto sucede, simplemente hágale un favor al país y váyase a su casa, preocúpese de su familia, dedíquese a la carrera médica, en la que suponemos tiene alguna competencia, pero no siga burlándose del pueblo y haciendo más difíciles épocas en las que ya estamos suficientemente complicados.

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