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miércoles, 5 de noviembre de 2008

Dinero plástico


Al ver las condiciones de venta de las empresas de retail cabe preguntarse cual es la moneda chilena, pues debe ser uno de los pocos lugares del mundo en que pagar con dinero constante y sonante es sancionado con mayores precios y pagar con las tarjetas de crédito emitidas por esas compañías tiene un descuento espectacular.

Las tarjetas Presto que juntan puntos canjeables en mercadería y descuento, las tarjetas Más que acumulan puntos cambiables por productos de un catalogo y obtienen suculentos descuentos en las compras en sus supermercados, e incluso en muchos de los comercios asociados, se han transformado en las nuevas monedas de libre circulación.

Esta extraña situación, que sin duda es permitida por alguien, tiene dos connotaciones negativas, por un lado desincentiva la libre competencia, pues las empresas más pequeñas no tienen el poder de presión de estas mega compañías, y por otro incentiva un sistema de una usura absolutamente desmedida.

Hemos buscado explicaciones a esto, sobre todo porque las empresas involucradas sostienen que las tarjetas pertenecen a empresas externas, y hemos llegado a la conclusión de que son empresas “coligadas”, de papel, destinadas a hacer de prestamistas de estas grandes tiendas transformando la venta de productos solo en accesorio.

El Gran negocio es la obtención de crédito barato en el exterior, a no más del 2% de interés anual y venderlo en Chile, por medio de estos plásticos, en valores cercanos a un 60%, negocio sin duda redondo que aparentemente no es fiscalizado por nadie, transformando la usura en una actividad absolutamente normal.

Se incentiva a la gente a poseer estas tarjetas, se les asigna créditos de montos irreales, absolutamente impagables con sus ingresos, las personas piensan que solo las utilizarán para casos de emergencia, pero se olvidan, que por medio de la publicidad y las “ofertas”, estas se convierten en el “diablo” en la cartera.

No se vaya a creer que son solo las empresas nombradas las que operan de esta manera, son solo las más grandes, pero Líder, Falabella, CMR de Falabella, La Polar, Ripley, Johnsons, entre otras, han emitido unos 30 millones de plásticos, lo que significa que cada habitante del país tiene al menos dos de estas tarjetas.

Si consideramos solo a la población económicamente activa el promedio se empina a las 5 unidades de esta forma de pago, que tiene como ventaja que el consumidos no se de cuenta como se endeuda, y es permanentemente “motivado” a usarla con promociones con que se exprime a los proveedores.

Más de dos millones de chilenos ya se encuentran enrolados en el DICOM, en gran parte por la irresponsabilidad de estas empresas que les han concedido líneas de crédito que es imposible que puedan pagar, lo que augura, para un plazo corto, el estallido de una burbuja que tendrá efectos catastróficos sobre nuestra economía.

Dejamos constancia que no hemos tocado en esta nota las tarjetas bancarias, que son otro tanto, porque consideramos que a pesar de que los bancos han actuado con similar irresponsabilidad a la de estas casas comerciales, a tiempo han comenzado a restringir los cupos de sus asociados, evitándose una gravísima situación.