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jueves, 6 de noviembre de 2008

De nada vale sentirlo si no somos capaces de demostrarlo…..



Esta frase, tomada de una manifestación en un pequeño poblado de Colombia debiera llevarnos a meditar profundamente sobre lo que estamos haciendo con nuestras vidas y la manera en que estamos enfrentando el devenir de los sucesos diarios.

Si soy Católico, Protestante, Evangélica, Judía o Musulmán, solo por nombrar algunos de los credos importantes, poca validez tendrá si no vivo y actúo de acuerdo a los preceptos de esas religiones de las que me declaro seguidor.

Si considero que la Administración Estatal está en manos de una mafia corrupta y de incapaces y me quedo callado, con mi silencio solo estoy cohonestando las situaciones que considero hay que cambiar por el bien del país.

Si estoy en desacuerdo con la forma en que se gasta el dinero de los impuestos o la manera en que ejercen sus cargos nuestros “representantes” y me quedo callado, ellos sentirán que están cumpliendo fielmente su mandato.

Si me niego a Inscribirme en los Registros Electorales y/o a votar en las elecciones, poco tengo que reclamar, pues, además de negarme a cambiar el sistema estoy dejando en manos de otros las decisiones que nos afectan a todos.

Si considero que es una injusticia que el 50% de la población gane el miserable salario mínimo, 4 mil pesos diarios, y no reclamo contra esto estoy omitiéndome de las obligaciones humanas básicas de la solidaridad.

Si no protesto por el trabajo, semi esclavo, al que se somete a los niños o al abuso sexual de menores o al tráfico de seres humanos me estoy convirtiendo en un abyecto encubridor de estas brutales acciones.

Poco sacamos con quejarnos amargamente que nuestras remuneraciones se esfuman con las alzas permanentes si no hacemos nada por presionar contra ellas o no boicoteamos a los que las producen,

Si no reclamamos por el alto consumo de drogas que hay en el país, que lamentablemente aumenta a diario, y no luchamos contra este flagelo que destruye a nuestras juventudes nos convertimos en coautores de esta monstruosidad.

Si me parece que el balance del Gobierno Militar, sumando lo bueno y restando lo malo, es positivo y no lo defiendo, me estoy convirtiendo en cómplice de quienes provocaron el desastre y ahora quieren falsificar la historia.

Con compromiso con lo que pensamos, con valor en la defensa de nuestras convicciones, con esfuerzo por convencer a los demás de nuestras visiones del mundo, sin dudo podremos lograr cambios positivos.