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jueves, 27 de noviembre de 2008

Apego a la Ley, pero desapego a la ética y la estética.


La respuesta oficial a casi todos los cuestionamientos por irregularidades es que han actuado con absoluto apego a la Ley, la pregunta evidente es si ¿han procedido de acuerdo a las más elementales normas de la moral y la ética?

Es relativamente fácil atenerse a las formalidades de la Ley y que los resultados de los procedimientos sea moralmente detestable, éticamente inaceptable y estéticamente impresentable.

Una antigua advertencia romana sostenía que la mujer del Cesar no solo debía ser honesta, sino que además debiera parecerlo, lo que simplemente hace la diferencia en temas valóricos y morales.

Les vamos a poner un ejemplo, es Legalmente posible que Lagos haya hecho una reforma a la Constitución del 80, de la que él personalmente abjura, éticamente es cuestionable que la Carta Magna lleve hoy su rúbrica.

Se atienen a la Ley los programas de Gobierno que presentan los candidatos a los cargos de representación pública, lo que no cabe duda es que moralmente es inadmisible que una vez obtenido el poder no la cumplan.

Sin duda las remuneraciones de nuestras autoridades, representantes, son justas, pero no resulta moralmente correcto que las obtengan con el sudor de un pueblo que lo está pasando sumamente mal.

Las “malas” inversiones realizadas por la Administración no dudamos que estén apegadas a la legislación, pero sin duda, al ver los sobreprecios pagados y las posibles coimas involucradas, las transforma en moralmente inaceptables.

No dudamos que las negociaciones de reajuste de Gobierno con la CUT fueron hechas al pie de la letra de la legalidad, pero pocas dudas nos quedan por la falta de moralidad demostrada por el “mezquineo” oficialista de los guarismos.

Esta triste situación se reproduce de manera muy similar en Tribunales, donde hemos visto Jueces cuyos fallos son reprochables, cuando no ilegales, con tal de obtener la simpatía del Ejecutivo que decide sus ascensos.

Pensamos que lamentablemente en Chile nos estamos acostumbrando, como los Fariseos, a respetar solo la letra de los Códigos, pero saltándonos de manera evidente el espíritu de la legalidad.

Creemos que aún estamos a tiempo para recuperar esos valores que trascienden y transformar a nuestro país en una Patria, realmente respetable, en la que a todos los chilenos se les exija el cumplimiento de deberes y se garantice sus derechos.

Es de esperar que aprovechemos esta oportunidad de recuperar la valoración por el ser humano, en que se premie al esfuerzo y se sancione la holgazanería, que la honestidad tenga cabida en la Sociedad.

De no aprovecharla podemos estar seguros de dejar a nuestros herederos un país peor que el que recibimos, en el que la palabra empeñada no vale nada, en el que imperará, sin duda, la animalesca Ley de la selva.