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martes, 11 de noviembre de 2008

No envidiamos a Obama.


Muchas veces nos sorprendemos al ver los esfuerzos que hacen algunos para llegar a las más altas Magistraturas y siempre nos preguntamos si realmente saben la situación en la que van a encontrar sus respectivos países o si realmente ellos mismos se creen las soluciones que han planteado al electorado.

El caso del electo Presidente de los Estados Unidos nos parece sumamente decidor, se encontrará con una economía en franca recesión, con mercados de una extrema volatilidad, casi todas las empresas quebradas y con una mochila de una deuda fiscal de cantidades estratósfericas.

La situación interna no es buena, la gente tiene muchas esperanzas, las que sin duda no son fáciles de satisfacer en el corto tiempo, el manejo de la situación ciudadana deberá ser sumamente fino, pues nos tememos que no habiendo un periodo de “luna de miel”, las protestas se generalicen rápidamente.

Por otro lado la situación exterior tampoco es cómoda, dos guerras en pleno ejercicio, una que se comprometió a terminar rápidamente, pero que nos sospechamos sería impresentable una salida de Irak como la que se hizo en Vietnam, es decir casi huyendo como derrotados.

La situación de comercio exterior tampoco es muy halagadora, con un dólar que se ha apreciado bastante en relación a las otras monedas los productos norteamericanos se encarecen, por lo que habrá dificultades con las exportaciones y el riesgo, casi seguro, de seguir perdiendo empleos.

La situación política tampoco le es cómoda, la lucha de poderes entre los clanes del partido demócrata parecen haberse acentuado y las diferencias entre las facciones mas conservadoras y las más liberales pueden juzgarse como en un proceso de serias profundizaciones.

Las ayudas, sean a los empresarios o a las clases medias, son extras a la millonada dedicada por Bush a salvar Wall Street, lo que hará necesario financiar enormes cantidades de dinero que en Estado gastará en esta presunta reactivación que a nadie parece convencer mucho.

La volatilidad de los mercados indica que hay poca confianza en el fututo inmediato, lo que sin duda implica un pesimismo que trabará muchos “emprendimientos”, lo que a la larga puede llegar a ser un lastre absolutamente inmanejable y tener resultados simplemente desastrosos.

Entre las dificultades que encontrará, casi de inmediato, sin duda se encuentra una Rusia que tratará de aprovechar la coyuntura, una China que intentará seguir invadiendo los mercados con sus mercadería utilizando la subvaluación de su moneda para hacerlas más competitivas,

Ni hablar de los problemas que le traerán los Talibanes, Irán, Cuba, Chávez y tantos otros enemigos que se ha forjado la unión a lo largo de su historia, gobernados por los dos partidos, y que sin duda tratarán de sacar ventajas de la debilidad que observan en el imperio.

Sin duda los énfasis cambiarán de los que han aplicado los republicanos, pero, advertimos que no envidiamos a don Barak Obama el haber llegado al cargo más poderoso del mundo, porque si no lo hace bien, como prometió, el cambio puede terminar siendo su tumba política.

Sin duda la recepción de los informes de inteligencia, que comenzó a recibir apenas fue electo, y la reunión de ayer con Bush, le deben haber puesto mucho más al tanto del brete en que se ha metido. A pesar de lo que se le viene encima, deseamos a Obama éxito en sus gestiones, de ello depende la vida de mucha gente.