Democracia, cuántos barbarismos
se cometen en tu nombre,
por Mario Montes, Director de Reacción Chilena.
Pareciera que en los últimos tiempos se ha confundido, especialmente por los grupos de extrema izquierda y por el Gobierno, encargado de proteger este bien público, la libertad con el libertinaje, lo que ha quedado claramente demostrado con los actos de violencia que han dejado estupefacta a la ciudadanía.
Algunos, que sostenemos son parte de un complot comunista para derribar a Piñera, del que forman parte algunas Federaciones de estudiantes afiliadas a la Confech, algunas de estudiantes secundarios y algunos sindicatos, todos dirigidos por gente roja, están imponiendo al país una lógica de griterío callejero y de presiones violentistas para imponer sus visiones.
Por su parte el Gobierno, con una mecánica incomprensible, trata de hacer gestos a sectores que le repudian, quizás con la ingenua pretensión de conquistar su apoyo, lo que ha quedado demostrado que es una quimera sin ninguna base considerando las advertencias previas de no dejarlo Gobernar y de negarle la sal y el agua.
Al medio, entre un Gobierno que ha sido ineficaz para controlar a los violentistas y un extremismo revolucionario, que ha dado señales claras de usar todos los elementos a su alcance para desestabilizar la institucionalidad, se encuentra una ciudadanía que siente que ya no existe poder alguno que la defienda de los latrocinios de los zurdos.
Los violentistas no están conformes con coartar varias veces a la semana la libertad de desplazamiento de los chilenos, bajo la consigna de protestas pacíficas que son usadas por los seguidores de los convocantes para desatar la destrucción y el odio, ahora, como lo vimos la noche del lunes aspiran a impedir la libertad de pensamiento, reunión y la libre expresión.
Ya para muchos de quienes apoyaron a la derecha para sacar a la corrupta e ineficiente concertación están pensando que se equivocaron y que con sus votos solo lograron elevar al poder a una versión, con muy pocas deferencias con los concertados, quinta de los Gobiernos de esa extraña entelequia democristiana, socialista, radical, muy enlazada a los comunistas.
La similitud de la situación actual con aquella que provocó el quiebre institucional es evidente, se desprestigia a las instituciones, florece la demagogia, nada es respetado, la intolerancia crece, la Ley es un simple papel que por mala aplicación de la Justicia o leyes mal concebidas mantiene entre rejas a los chilenos honestos y trabajadores y da la libertad a los delincuentes.
Creemos, que de no reaccionar prontamente, el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, al que con nuestros votos contribuimos a elegir, se quedará absolutamente solo, y lamentablemente pasará a la historia como el que abrió las puertas al libertinaje, y lo que es más grave, vemos que la Administración sigue los pasos de la “obra” del Kérenski chileno.
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