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lunes, 29 de noviembre de 2010

Revolucionando la educación, por Joaquín Lavín Infante.






Revolucionando la educación,
por Joaquín Lavín Infante.


EN LAS FAMILIAS de altos ingresos, nueve de cada 10 niños ingresan a la universidad. En las familias de escasos recursos, menos de dos logran esa meta. En el Simce de matemática, sólo 3% de los estudiantes de cuarto básico del grupo socioeconómico bajo alcanza el nivel esperado para su curso; en cambio, en el estrato alto esa proporción asciende a 49%.


Hay niños que se están quedando atrás y una de las razones principales es que están recibiendo una educación de menor calidad. Necesitamos hacernos cargo de este desafío, revolucionar la educación y hacia allá apunta la reforma anunciada. Son cambios concretos para alcanzar metas ambiciosas.


En esta revolución, los primeros protagonistas son nuestros profesores. Es un deber y una deuda dignificar y revalorizar la profesión docente. Queremos mejores profesores para nuestros niños, pero con mejores condiciones e incentivos.


Creamos la beca vocación de profesor para atraer a los jóvenes que tengan buenos puntajes en la PSU, a quienes les financiaremos toda su carrera. Recordemos que en el último año, de alrededor de 20 mil estudiantes que entraron a Pedagogía, sólo dos mil tuvieron más de 600 puntos. Además, se aumentará la remuneración inicial de los egresados de Pedagogía que obtengan un buen resultado en la Prueba Inicia y se incrementarán las asignaciones de excelencia pedagógica. También estamos preocupados por los profesores que están en edad de jubilar. Estamos proponiendo un plan de retiro voluntario con bonos de hasta 20 millones de pesos.


Para liderar los cambios, necesitamos también a los mejores directores. Incentivaremos un sistema de elección a través de una Alta Dirección Pública Pedagógica. Se les entregarán más atribuciones para armar sus equipos y para que puedan cambiar al 5% de los profesores peor evaluados. A los directores les vamos a exigir más, vamos a evaluar anualmente sus logros, pero también les entregaremos mayor libertad para que conduzcan los cambios.


Reforzaremos con más horas de Matemática y Lenguaje las mallas curriculares, siguiendo la tendencia de colegios y países con buen rendimiento. También se aumentarán las evaluaciones con nuevos Simce. En este sentido, nos esforzaremos por cumplir una nueva meta que nos impuso el Presidente Piñera: que al término de este gobierno se aumente en 10 puntos los resultados del Simce.


Los Liceos Bicentenario son otra medida que busca garantizar un proyecto de educación de excelencia en todos los rincones de Chile. El próximo año comienzan a funcionar 30, de un total de 60 que tenemos como meta.

Todas estas reformas se inspiran en el sueño que está en el corazón del programa del Presidente Piñera: que cada niño y niña de Chile reciban la educación que merece, una educación que sea sinónimo de oportunidades y de movilidad social.


Esperamos que estos cambios sean la base de un acuerdo nacional y que entre todos los hagamos realidad. Revolucionar la educación es una tarea que ya comenzamos, y estoy convencido que es este el mejor camino para construir un país de oportunidades.