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miércoles, 10 de noviembre de 2010

APRENDICES DE BRUJOS, por Luis Fernández Cuervo.


APRENDICES DE BRUJOS,

por Luis Fernández Cuervo.

Voy leyendo noticias de Estados Unidos y de Europa y sonrío. Los aprendices de brujo comienzan a tener derrotas y vislumbran su futuro fracaso. Pero antes hagamos un flash-back.


La guerra contra la población comenzó en EE.UU. a comienzos del siglo XX. La pionera del control natal fue Margaret Sanger, decidida admiradora de Hitler, con su lema: “más hijos para los superiores, menos para los inferiores.” ¿Quiénes eran los superiores? Los blancos. ¿Quiénes los inferiores? Los negros, los latinos, los pobres, la gente “de color”. Se forma después el “tanque de pensamiento”. Inventan una inexistente explosión demográfica, un terror malthuisiano, también falso, de que crece más la población que los alimentos y venden a las parejas la mentira de que dos hijos cuestan menos que cuatro y se les puede dar una educación más cara y por lo tanto mejor. Además, dicen, “menos hijos, mayor progreso económico. Frenar el número de hijos, es ser padres responsables que contribuyen al progreso económico de su país y del mundo”. Pero pronto se vio que los pobres quieren muchos hijos por diversas razones, entre ellas que más hijos cuestan poco en su medio y son más brazos para sacar adelante la familia.


Había que hacer algo más. La aparición y progreso de las píldoras anticonceptivas apoya la solución: “Si cambiamos la sexualidad de la gente joven, incluyendo adolescentes, el descenso de la natalidad está asegurado.”


Se añade a la campaña el engaño moral: –Jóvenes, nadie puede quitarles el derecho a la libertad sexual. Sólo deben ser responsables: usen anticonceptivos. Pero como estos tienen fallos, se va convenciendo a las masas de que el aborto médico, “seguro”, debe ser un derecho. Surge así la consigna libertina y abortista: “salud sexual y reproductiva” queriendo imponerla a toda costa.


Kissinger entrega al gobierno norteamericano su informe secreto (a los 10 años por fuerza legal se hará publico) donde frenar la natalidad mundial deberá ser parte primordial de la política exterior estadounidense. Se crean la I.P.P.F. (Federación Internacional de Paternidad Planificada) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Se diseñan todos los elementos del marketing antinatal, entre ellos la Cultura Homosexual, en sus diversas variedades y máscaras, y comienzan el chorro millonario de dólares, de impresos, folletos, instrucciones, los Congresos de El Cairo y Pekín, y las presiones político-económicas sobre los gobiernos de los países víctimas: “Si quieres dinero, haz control natal”. La campaña es millonaria en gastos pero también en ingresos. Los anticonceptivos, los condones, las clínicas abortistas, venden millones y se conectan y ramifican en empresas y puestos de trabajo crecientes. Tan millonario es el negocio que ya hace años superó a la venta mundial de armamentos.


Pero bien se dice que se puede engañar a una persona siempre, a muchos por un tiempo, pero no a todos, todo el tiempo.


Se van abriendo camino las verdades terribles. Los anticonceptivos hormonales y los dispositivos intrauterinos son verdaderos abortivos de los primeros quince días de vida de los seres humanos. Además, ellos y los abortos, son causa importante en el aumento creciente del cáncer de seno. La hipócrita “salud sexual y reproductiva” no frena sino que aumentan el Sida y las infecciones de transmisión sexual. La promiscuidad sexual es causa del cáncer de cuello uterino. El cáncer de endometrio es de mujeres que nunca tuvieron hijos. El Sida entró en el mundo por los homosexuales. Son realidades terribles cada vez más difíciles de silenciar.


Pero también se van clarificando las verdades positivas de la cultura de la vida. La lucha contra el Sida logra fuertes victorias sólo con la abstinencia sexual de los jóvenes y la fidelidad matrimonial. En cuanto a las familias, las estadísticas confirman: las cifras más bajas de drogas y delincuencia juvenil se dan en matrimonios estables, con varios hijos y con firmes valores religiosos. La psicología y sociología de la infancia demuestra que los niños, lo que más necesitan y lo que mejor desarrolla su personalidad, es tener muchos hermanos, a ser posible de ambos sexos.


Los fanáticos antinatalistas fueron aprendices de brujo porque quisieron aumentar su poder mundial frenando la natalidad de los “inferiores”, pero una vez que se difundió el desmadre sexual y la mentalidad consumista, la natalidad que más se frenó fue la de los superiores, los que tienen más dinero, más lujos, más placeres. También en nuestro país. Europa, si no cambia, puede ser musulmana, legal, pacífica y democráticamente en sólo 30 o 50 años. Y los Estados Unidos, por mucho que quieran amurallar sus fronteras y sus leyes, no pueden impedir la inundación de hispanos. Muchos se integran y ellos, o sus hijos, van alcanzando poder económico y político. Ya en el reciente triunfo electoral de los republicanos mostraron prominentes figuras exitosas y algunos predicen que pronto llegará el turno en que uno de ellos sea Presidente.