¿Hacia una nueva derecha?,
por Gonzalo Rojas Sánchez.
Cada mensaje en Twitter admite hasta 140 caracteres. Por cierto, se pueden decir buenas cosas en pocas palabras. Pero para hablar matizada y profundamente de la vida social, cultural y política, hacen falta unas cuantas más.
Por momentos, parece que los partidos de la derecha chilena estuviesen optando por el modelo Twitter: mensajes breves, circunstanciales, efectistas, banales.
La discusión está centrada hoy en si debe o no usarse el concepto "nueva derecha", expresión que promueve el ministro Hinzpeter. Pero ¿hay efectivamente una discusión abierta sobre el contenido de la proposición? No, la disputa simplemente suena a twitteo. Incluso si se cambia la frase por la "nueva mayoría social" (como parece habérselo sugerido la UDI al ministro), el concepto de recambio sigue a nivel de las cáscaras. Son menos de 140 caracteres.
Cáscara, etiqueta, pero aunque sólo sea por fuera, el cambio sugerido es importante. Porque la derecha tiene una sustancia, mientras que una mayoría social sólo tiene cantidad; porque la derecha tiene un programa, mientras que una mayoría social sólo tiene muy variopintas aspiraciones. Por eso, aunque la UDI ha rechazado la posibilidad de que pueda haber una nueva derecha y ha escogido mantener el twitteo a nivel de nueva mayoría social, su postura invita a pensar: ¿qué es lo importante? ¿Lo nuevo o la derecha?
Por cierto, la derecha. Definámosla primero y después le buscamos su eventual novedad.
La derecha: esa mentalidad que promueve la virtud y la tradición, la familia y el trabajo, la subsidiariedad y la seguridad, la propiedad y la trascendencia, la autoridad y el orden, todo con libertad. Esa incómoda postura que significa pensar a fondo -en mucho más que 140 caracteres- sobre el modo de hacer política buena, actual y eficaz desde todos esos principios, sin renunciar a ninguno, articulándolos con imaginativa creatividad.
Eso cuesta, obvio; es mucho más fácil hablar de "nueva mayoría social", porque ahí caben todos los comportamientos y no obligan las tradiciones; surgen las uniones de hecho y se desconfía del trabajo esforzado; se promueve la protección social indiscriminada y se da seguridad a los más influyentes; la propiedad es signo de sospecha, y la trascendencia, cuestión religiosa que debe ser expulsada de la esfera pública; se descalifica a la autoridad y se promueve que cada uno tenga su propio orden.
Si algunos prefieren en la UDI la expresión "nueva mayoría social", tendrán que sincerarse. O es porque les incomoda que el nuevo proyecto quiera liderarlo Hinzpeter, o quizás, simplemente, porque prefieren abandonar los ideales de la derecha.
Incluso el documento de Pablo Longueira resulta parcial. ¿Es que los siete ejes que propone el senador -dignos de seria consideración- no pueden discutirse a la luz de los principios constitutivos de la derecha? ¿Por qué no hacerlo? ¿Es que ya no se estima conveniente que los principios operen, y sólo importa la consolidación de una nueva mayoría social?
Es frecuente que los políticos se quejen de la falta de contrapartes para realizar esa tarea de discusión a fondo. Pero es más frecuente aún que se pierdan las oportunidades existentes. ¿Circulan libros recientes sobre el tema? Sí, el notable "Hacia un nuevo paradigma sociopolítico", de Sebastián Burr. Pero uff, dirán muchos políticos de la derecha, tiene 587 páginas. Uff.
¿Están disponibles los aportes de los intelectuales? Por cierto, en la UDI (y en RN también) hay notable materia gris universitaria, pero cuando el partido mayoritario se reúne, casi no hay espacio para ellos: no parecen estar dentro de la nueva mayoría social. Quizás son efectivamente de derecha.
Es incómoda la posición que significa pensar a fondo, en mucho más que 140 caracteres.