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martes, 10 de agosto de 2010

Mujer Chilena, por Hermógenes Pérez de Arce Ibieta.


Mujer Chilena,

por Hermógenes Pérez de Arce Ibieta.



Siempre he sostenido que en Chile las mujeres son mejores que los hombres, en todo sentido, pero muy particularmente en uno: son más valientes.



Si no hubiera sido por ellas no habría habido una real resistencia civil contra la intentona totalitaria de Allende. Se atrevieron a salir a las calles, porque los hombres teníamos miedo de hacerlo. Por eso hubo una "Marcha de las Cacerolas Vacías" cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo. Los "valientes" grupos de choque de la UP atacaron esa marcha e hirieron gravemente a no pocas participantes. Recuerdo, en particular, a una mujer joven y buenamoza que fue atacada con "linchakos" por los extremistas, a raíz de lo cual perdió el conocimiento y nunca más pudo recuperarse, pues quedó afectada de afasia, es decir, de imposibilidad de expresarse verbalmente con normalidad. En una película en cuya preparación participé en 1974, titulada "Chile y su Verdad", la cual, a raíz de que Chile ha olvidado por completo "su verdad", ya ha dejado de exhibirse (en los '70 se pasaba en TVN cada 11 de septiembre), la joven afectada de afasia aparecía refiriendo dificultosamente el ataque aleve y cobarde que había sufrido.



Hoy "El Mercurio" da cuenta de un acto que se ha atrevido a realizar una mujer parlamentaria y que no osaría protagonizar ninguno de sus colegas varones: ella defiende la causa de los presos políticos ex uniformados, que no sólo están presos, en la casi totalidad de los casos, con violación de las leyes de amnistía, prescripción, cosa jugada y regulatorias de la prueba, sino que, a veces, siendo inocentes de los delitos que se les imputan.



Pues bien, a esos presos políticos, además, se les niegan los beneficios carcelarios a que tendrían derecho. Y la diputada María Angélica Cristi (UDI) no sólo los ha visitado y confortado, sino que ha hecho ver su justa protesta.



Claro, ella es parlamentaria de gobierno, gobierno presidido por un Presidente que, siendo candidato, se reunió con los uniformados en retiro, cuyos votos necesitaba (la "familia militar" se estima en 800 mil personas, sumando activos, retirados y familiares) y les prometió velar por que se respetaran las leyes en los casos que les afectaban. Como he señalado en anteriores blogs, ya embolsados los votos en su favor dicho candidato, una vez electo, se ha transformado en el peor cuchillo de los ex uniformados presos. Desde luego, se refiere a ellos igual que lo hacen los comunistas, pues los llama "violadores de derechos humanos"; a los que están gravemente enfermos o son de muy avanzada edad les ha denegado los indultos que han pedido; ha mantenido intacta la oficina izquierdista de derechos humanos del Ministerio del Interior, cuya función es apoyar la persecución contra ellos de la justicia de izquierda y, por último, cuando la Iglesia planteó la posibilidad de un perdón que incluyera a esos presos políticos, él, para no tener incomodidades con sus amigos comunistas, anunció que no daría ningún indulto, ganándose el aplauso de éstos. Esta vía del indulto era, justamente, la que le habría permitido cumplir su promesa específica de velar porque en los casos de prescripción, norma habitualmente desconocida por la justicia de izquierda, se aplicaran en la práctica las normas respectivas a los beneficiados por ella.



Pero, como lo ha hecho ver María Angélica Cristi, ni siquiera las normas que regulan los benerficios carcelarios se les respetan a esos presos políticos (aprovecho de aclarar una vez más que son tales porque están privados de libertad contrariando la legislación procesal y penal vigente, y sólo por razones políticas).



Se presentó una situación particularmente irónica: este gobierno designó un Director de Gendarmería, un general (r) de Carabineros, cuyo nombre fue objetado por los comunistas, lo que, dado el carácter del actual gobierno, precipitó su apresurada renuncia. La ironía consistió en que durante el par de días en que el designado ocupó el cargo, la única medida decisiva que tomó fue la de confirmar a todos los peritos que informan sobre los beneficios carcelarios solicitados por los presos políticos ex uniformados. Como esos peritos son todos de izquierda (habiendo sido designados bajo la Concertación, que en materia de derechos humanos delegó todo el tema en sus elementos más extremos), su confirmación en los cargos ha derivado en que, al igual que en "los otros cuatro gobiernos de la Concertación", en éste, que muchos llaman "el V", el rechazo arbitrario de los beneficios carcelarios para los ex uniformados presos se mantiene.



Vaya un reconocimiento para María Angérlica Cristi, parlamentaria UDI, mujer chilena, que ha dado un ejemplo de valor al reivindicar el derecho de los ex uniformados presos, "abandonados tras las filas enemigas" por sus instituciones, olvidados por los civiles cuyas vidas protegieron, denostados a los ojos de una opinión pública cuyo cerebro ha sido metódicamente lavado (la cual, ciertamente, no habría podido expresarse libremente ni tenido libertad de elegir en nada y ni siquiera de viajar al exterior, por quizás cuántos años, si los uniformados no se hubieran jugado por contener la intentona totalitaria).



Y un reconocimiento para "El Mercurio", que al menos ha publicado la iniciativa de la diputada Cristi, pues en nuestro medio es habitual que se silencie u oculte todo gesto de defensa de los derechos de quienes hoy son perseguidos por la acción salvadora del país que emprendieron, a petición expresa de la civilidad democrática, un 11 de septiembre de 1973.