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lunes, 1 de junio de 2009

Concertacilandia........

(Duro análisis sobre las palabras y acciones de la Ministro del Trabajo)



Concertacilandia,

por Luis Larraín


La ministra del Trabajo, Claudia Serrano, ha recomendado a los cesantes que no busquen trabajo para que no presionen el mercado laboral, evitando así un aumento de la desocupación. El consejo de la ministra trasunta una concepción de las políticas públicas digna de análisis. Muchos problemas de los que debe enfrentar habitualmente un gobierno podrían resolverse de esa manera. Según esta peculiar forma de ver las cosas, los enfermos podrían abstenerse de concurrir a consultorios y hospitales, de modo de reducir la congestión en esos centros y terminar con las molestas colas y listas de espera de nuestro sistema público de salud; las familias podrían dejar a los niños en la casa para no incomodar a los profesores que se encuentran en huelga ni al ministerio del rubro; los trabajadores cooperarían en resolver el problema del Transantiago si no se dirigen diariamente a su oficina o fábrica quedándose por lo tanto en su hogar; los vecinos ayudarían a solucionar la delincuencia permaneciendo en sus casas y rodeándolas de rejas.


Pero la situación en el Chile real es un poco distinta. El INE acaba de dar a conocer una tasa de desocupación de 9,8%, que da cuenta de la existencia de 716 mil desocupados en el país. En algunas regiones la situación es más dramática; en Antofagasta la tasa llega a 11,2%; en Valparaíso, a 10,7%; en la región del Biobío, a 11,8% y en la Araucanía, a 13,3%. Esto, a pesar de los programas de empleo con aporte fiscal que han aumentado sustancialmente en el último tiempo. El Observatorio del Empleo de Libertad y Desarrollo, que calcula la tasa de desocupación real que mide el desempleo desde el punto de vista de la capacidad de la economía de generar puestos de trabajo, informó el viernes que la tasa real llegó a 12% en el trimestre febrero-abril, afectando por tanto a 875 mil chilenos.


No resulta posible conjeturar que la ministra se esté burlando de los cesantes, como podría aparecer inicialmente de sus palabras; de hecho ella se ha apresurado a reconocer su error, lo que es encomiable. Pero, ¿por qué lo dijo entonces? Uno podría discurrir al menos un par de explicaciones.


La primera es que el universo de la ministra es el gobierno, no el país. Sus desvelos, que los ha de tener, qué duda cabe, se relacionan siempre con el efecto político que los distintos acontecimientos causan en su grupo de referencia. Así, una tasa de desocupación tan alta es una incomodidad y ciertamente la calidad de vida de la ministra, de su partido, de su coalición y la de su jefa mejorarían si los cesantes se abstienen de buscar trabajo, de allí que su inconsciente la llevó a tan desafortunadas declaraciones. El objeto de los desvelos de la ministra, entonces, no son los cesantes; es la cifra, la tasa de desocupación, porque esa es la noticia y por lo tanto lo que representa un problema político. Esa forma de ver las cosas termina en una completa distorsión de la realidad, porque como decíamos, para ellos el universo es el gobierno y no el país, de modo que lo que suceda fuera de las paredes de La Moneda o los edificios ministeriales no existe.


Una segunda explicación, tributaria de la anterior, radica en un problema de falta de identificación con la realidad que viven los chilenos en general. Sucede que estar desocupada no está en el universo de posibilidades de la ministra y su entorno; de modo que ella, desde su perspectiva, no les ha dicho algo tan terrible a los cesantes.


Es que en Concertacilandia, cuando se pierde el trabajo por cualquier razón, pronto surge una alternativa. Si se es ministro o jefe de un servicio importante, siempre está la posibilidad de una embajada; un alcalde o un diputado que no logra ser reelegido podrá aterrizar como asesor en un ministerio; un funcionario que metió las patas, cuando no las manos, podrá conseguir un nombramiento de Seremi y si la cosa está muy difícil, al menos será jefe de gabinete. El último recurso: un contrato a honorarios con alguna repartición pública para emitir un informe acerca de la mortalidad del cangrejo (la Subsecretaría de Pesca si se es prolijo).


Difícil entonces para ella empatizar con la situación de un cesante que tiene la necesidad de conseguir un empleo para subsistir, difícil comprender el drama que viven un desempleado y toda su familia cuando pasan los meses y no se encuentra un trabajo. Por eso debemos disculpar a la ministra; no ha habido en ella un ápice de mala intención. Sólo ha reflejado, de manera palmaria, en lo que ha devenido la coalición que nos gobierna hace ya casi veinte años.



Nota de la Redacción:

Hemos reemplazado el comentario de nuestro Director por esta notable columna de Don Luis Larraín, tomada de Diario El Mercurio, porque creemos que grafica magistralmente la cegura y la torpeza de la Ministro del Trabajo, que lamentablemente creemos que es asimilable a toda la Administración de Bachelet.