Promocione esta página...

miércoles, 17 de junio de 2009

La verdadera crisis, por Joaquín Fermandois.




La verdadera crisis
por Joaquín Fermandois.

Parece que la crisis económica tocó fondo. Pero, así como las grandes crisis jamás han sido pronosticadas, nadie está seguro de creerles a los portadores de buenas noticias.

En año de elecciones, se descontaba un castigo para el Gobierno por la crisis. Ahora no está tan claro. Arturo Alessandri y Gustavo Ross, que heredaron las consecuencias de la peor crisis del siglo XX, ya se hubieran querido la popularidad de la Presidenta y del actual ministro de Hacienda, aunque ello no se transmita al Gobierno en su conjunto.

¿Cuán verdadera es la crisis? A veces, las crisis son resultado de la autosugestión, como cuando en los años 60 se decía que "había que cambiar el sistema". La peor crisis económica del Chile moderno fue la Gran Depresión, hace casi 80 años, cuando el producto bajó 50 por ciento en tres años. La siguen los años abismales de 1973 y, sobre todo, 1975 y 1982, estos últimos con caídas de 13 por ciento cada uno. En 1999, con la "crisis asiática" la economía cayó uno por ciento. Ahora, si somos optimistas, sólo sería un poco mayor a esta última cifra.

¿Quiere decir que la Concertación, con sus políticas sociales, acertó con la clave del desarrollo económico? Es cierto que la reforma económica del gobierno militar tuvo su costo político y, sobre todo, social. Le fue difícil hallar su camino. Cuando lo hizo, en la segunda mitad de los años 80, fue parte de una pacificación en el país. La Concertación asumió la misma estrategia económica, con el dinamismo que ha tenido, con los cambios que en dos décadas había que imprimirle, con las estrategias que nos arrimaban mejor a la evolución global. A resultas de haber seguido el país un camino sensato y de percibir cómo funciona el mundo, la economía ha crecido más de tres veces desde 1990. Por ello, los ingresos tributarios se han cuadruplicado, y esto se nota en los gastos del Estado y en sus políticas sociales; también en las obras públicas. Eso no resta mérito a la responsabilidad con que se ha manejado la economía ni a la ingeniosidad de algunas políticas sociales, así como al afincamiento de su relación con el mundo a través de los tratados de libre comercio.

En la Concertación no agrada decir que el sistema se heredó del gobierno militar. Así fue, aunque no sea toda la historia. Desde fines de la década de 1940 se decía que el sistema "se agotó". Hubo varios intentos de reformarlo. La crítica más sólida fue la de Jorge Alessandri. Eduardo Frei Montalva intentó algo similar en 1968, junto a Raúl Sáez. La política, sin embargo, trababa los proyectos económicos. Por eso, la estrategia de la reforma económica de 1975 no salió de la nada: era producto -algo radical, eso sí- de un largo dilema en el tiempo. ¿Estamos ante algo parecido? Hay varias opciones abiertas, y no deja de acechar el peligro del fantasma de los años 60, esto es, que la idea de que vivimos una "crisis" incremente la probabilidad de la misma. De hecho, a muchos les gustaba apurarlas, "porque vivimos la época del cambio de la correlación de fuerzas entre el capitalismo y el socialismo". Se suponía que este último era grito y plata.

La crisis actual, la de verdad, es que, a pesar de los cambios, no seremos un país desarrollado para el Bicentenario: el crecimiento está de capa caída. Para profundizar la seguridad social, se debe generar liderato público ("Estado", si se quiere) -que en Chile tiene mucho que ver con los presidentes-, y que la sociedad y sus agentes promuevan un nuevo salto cualitativo en la economía. Antes que sobre nuevos programas sociales en el aire, o de constituciones perfectas, es en torno a un tema como éste que debería girar el debate en un año de elecciones presidenciales.