(Bachelet y su séquito extremista en inauguración de
Campo Militar de San Bernardo)
Politización de las FFAA.
Desde el oficialismo y desde La Moneda hemos escuchado este último tiempo muchas loas al ex Comandante en Jefe del Ejercito Sr. Carlos Prats González, con cuyo patronímico inclusive se bautizó al campo Militar de San Bernardo que cobija al Regimiento de Artillería Nº 1, Tacna .
Es cierto que llegó al grado máximo al que puede aspirar un uniformado de la rama del Ejercito, pero también es cierto que como Ministro del Interior de Allende se transformó en cómplice del intento por subyugarnos a una dictadura “socialista” y por someternos “por el estómago” a la tiranía.
En sus funciones políticas, como jefe político del Gabinete del ex Presidente Salvador Allende Gossens, avaló las inéditas transgresiones a la Ley, la formación de ilegales grupos armados y respaldó el pisoteo al que fue sometida la Constitución, llegando al extremo de pretender juzgar al Parlamento por opinar distinto al Gobierno.
Prats siguió el juego marxista, transformó a las Fuerzas Armadas, fieles exponentes de la nacionalidad, en el brazo represor de un intento dictatorial, llegando inclusive a amenazar con entregar las armas del Ejercito “al pueblo” en esa guarra civil que pretendían los rojos para eliminar a la burguesía.
Se ha pretendido que Prats fue un Constitucionalista, incluso se ha tratado de sorprender a la opinión pública con respecto a una “doctrina” Prats de prescindencia de los uniformados en la política, en circunstancia que el pretendió transformarlos en brazo armado de la Unidad Popular.
Se ha dicho que Prats era un demócrata y extremadamente tolerante, como demostración de la falsía del hecho solo recordaremos que cuando una mujer chilena, en tono de burla, le mostró la lengua no encontró nada mejor este hombre “democrático” que desenfundar su pistola y dispararle.
Es cierto que Allende llegó al poder legítimamente, con el apoyo de un 36,2% de la ciudadanía, pero también es innegable que en el Ejercicio del poder, y por actos propios, su legitimidad se transformó en cuestionable, como lo avalan las resoluciones de la Justicia, la Contraloría y el Congreso.
Los Uniformados, de las tres ramas Castrenses u de la Policía Uniformada, no tenían afanes de poder, la opinión pública les presionó para poner fin al desastroso experimento de la “revolución con sabor a empanadas y vino tinto”, incluso siendo acusados de cobardía por aceptar el estado de cosas imperante.
Creemos que la designación del campo Militar de San Bernardo con el nombre de este personaje es parte importante de la venganza roja contra aquellos que tuvieron la osadía de levantarse contra el yugo que nos tenían preparado y una bofetada en el rostros a los centenares de muertos uniformados en la revuelta.
Lo anterior no puede considerarse como una excusa al asesinato del ex Militar, pero pensamos que la Justicia se ha hecho la lesa para indagar la verdad, pues es sabido que a Prats como a Letelier les asesinó, además del atentado contra Bernardo Leigthon, el Agente de la CIA, infiltrado en la DINA, Michael Vernon Townley.