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miércoles, 6 de mayo de 2009

Voto Nacionalista.



Sin pasado no hay futuro.

Hay quienes pretenden vivir solamente el presente, claro aferrándose a las ventajas que les otorga el presente, pero claro está conservando los beneficios que les dejaron los tiempos pretéritos, y olvidar completamente su propio pasado, con actitudes que podemos calificar de excesivamente cómodas, ciegas y de cierta manera cobardes.


Es el caso de la alianza, que mayoritariamente promovió el Golpe de 1973, apoyó la gestión Gubernamental de los uniformados, obtuvo representación política como heredera de la exitosa gestión del Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden, y ahora, de manera ventajista, quieren olvidarse de su génesis.


Se les olvida a estos próceres, algunos de ellos que se enriquecieron al alero del Gobierno de Pinochet, que los Uniformados no querían intervenir en la contienda civil que propiciaban desde las fuerzas de la Unidad Popular, que el país fué dislocado completamente y que las odiosidades sembradas nos conducían inevitablemente a una guerra civil.


La amnesia parece ser total al momento de rememorar que con el esfuerzo de todos los chilenos se debió reconstruir el país, reorganizar la matriz productiva, poner en marcha el país con una mentalidad exportadora y como si fuese poco, re-institucionar la República quebrada legal y moralmente.



Creemos impropio y digno de gente desvergonzada olvidarse de quienes nos salvaron de caer en manos de una oprobiosa dictadura marxista, gatillada desde la URSS y manejada por el chacal cubano, Fidel Castro, evitaron la sangrienta guerra civil que quería el allendismo y puso en marcha la Nación, dejándolos podrirse en las mazmorras concertacionistas.


Olvidar lo que realmente sucedió en Chile es apoyar la visión unilateral y falseada que pretende presentarnos la concertación, con una falsificación que busca réditos políticos y económicos, arriesgándonos, de manera lastimosa a repetir situaciones altamente dolorosas para los chilenos.


Hoy nos vienen con cantos de sirena y el chantaje emocional de pretender acusarnos de “divisionistas” o de responsables de que el oficialismo vuelva a triunfar, olvidando tal vez que ellos han sido completamente funcionales a la concertación, con la que se han repartido las cuotas de poder, e incluso la han salvado de los latrocinios por ellos cometidos.


Si en diciembre la alianza por el cambio, nuevo nombre adquirido por la incorporación de ex-allendistas a la coalición opositora, no triunfa no será porque los nacionalistas hayamos decidido llevar algunos candidatos al Parlamento, será por la ceguera de aquellos que han creído que tenían nuestros votos cautivos y que podían disponer de nosotros a su antojo.