Caras nuevas, en defensa de nuestros valores.
Pocas cosas pueden ser más difíciles que referirse a las elecciones de Diciembre, básicamente porque estamos enfrentados a escenarios que cambian de manera permanente con la aparición de nuevos actores que tratan de interpretar a una ciudadanía que se muestra hastiada con una política cada vez más desprestigiada y que es vista por el pueblo como inútil porque le ven escaso interés por los problemas nacionales.
Las alternativas de izquierda, que quieren reencantar a un electorado que ha sido permanentemente engañado por el oficialismo y que se encuentra “molesto” por la absoluta incapacidad y falta de honestidad que ha demostrado el oficialismo, parecen pensar que es fácil que olvidemos que ellos han sido funcionales y han actuado como cómplices durante 20 años de la ineptitud imperante y del saqueo que han realizado del país.
Por el otro lado las cosas no van mejores, los votantes de la alianza se sienten frustrados con la inconsecuencia de sus representantes, que han abandonado los valores tradicionales de los votantes de derecha, han sido poco diligentes en la fiscalización de los latrocinios que ha cometido el oficialismo y, como si fuera poco, se han olvidado que existen y tienen poder gracias al Gobierno de la Fuerzas Armadas.
Ambos sectores, el oficialismo y la oposición, parecen creer que tienen votos cautivos, que no importa lo que hagan ni lo que digan, pues tienen una masa de ovejas que llegado el momento no tendrán otra alternativa que votar por ellos, aunque sea con desagrado, por ser el mal menor o por evitar que triunfen sus adversarios en el proceso electoral de diciembre.
Creemos que la irrupción de Marco Enríquez-Ominami como candidato Presidencial en ascenso y las posibilidades de que Rodrigo Garcia Pinochet, como candidato independiente a Diputado, le quite a la alianza el doblaje en el Distrito 23, debieran hacer que los partidos políticos pusieran las barbas en remojo y se dieran cuentas que la gente esta aburrida de ver siempre a los mismos.
Chile necesita caras nuevas y propuestas remozadas que consideren la realidad nacional y proyectos de desarrollo que armonicen el crecimiento con dosis mayores de equidad social, ciertamente con una mayor participación ciudadana, que aunque hayan “primarias” ha sido permanentemente excluida de las decisiones que se toman a puertas cerradas.
Cuidado, no vaya a ser que el 13 de diciembre sea una fecha fatal para los añejos conglomerados políticos que solo han demostrado inmensos afanes de poder y severas concomitancias que han permitido que la concertación saquee el país a vista y paciencia de los chilenos que nos sentimos avergonzados y traicionados.
