Situaciónes aberrantes....,
por Mario Montes.
Algunas agrupaciones minúsculas, con la voz de algunos Parlamentarios, han sostenido que es vergonzoso que siga en su cargo el Embajador en Panamá, Alberto Labbé, después de haber sido llamado a declarar por la Juez Raquel Lermanda en el proceso que sigue por la operación Cóndor.
A nosotros nos da vergüenza haber tenido una Presidente con cercanas vinculaciones al terrorismo, que en el Parlamento haya congresistas que practicaron la violencia política, inclusive algunos que participaron directamente en sanguinarias operaciones extremistas.
Denigrante nos parece que en la Plaza de la Constitución se haya levantado un monumento a un sujeto que sembró inmisericordemente el odio, que pisoteó la Carta Fundamental y destruyó social, moral, institucional y económicamente a nuestra Nación.
Aberrante nos parece que a nuestra juventud, desde su más tierna infancia, se le entreguen versiones falseadas mañosamente de nuestra historia, se fomente la odiosidad social y se siga sosteniendo una engañifa miserable, financiada con los recursos de todos los chilenos.
Inhumano nos parece que se oculte que el Gobierno de Allende provocó hambre en la población, en su intento por controlarnos por medio de la alimentación, con las tarjetas JAP, con un desabastecimiento artificial provocado desde la misma Moneda.
Consideramos ofensiva la funa permanente que realizan los causantes del descalabro nacional contra quienes piensan diferente a ellos, y que los Poderes Ejecutivo y Judicial se hayan convertido en cómplices de esta engañifa miserable manejada internacionalmente.
Ignominioso consideramos que todos los chilenos debamos pagar ingentes cantidades de dinero, entre muchos otros beneficios, a quienes por medio de consignas extranjeras intentaron aherrojarnos con su pretensión de instalar una tiranía marxista en Chile.
Aberrante nos parece que pequeños grupúsculos vociferantes manejen nuestro país a su antojo, condenen a quien se les ocurra, y desangren las arcas nacionales en beneficio propio, pauteando con su griterío a quienes hemos elegido como Gobernantes de todos los chilenos.
Monstruoso nos parece que el Estado de Derecho sea utilizado por personas u organizaciones que se arrogan funciones Judiciales, y que actúan como tribunales populares, condenando a quien se les ocurre para garantizar sus privilegios inmorales.
Una barbaridad consideramos que la Justicia se haya convertido en el brazo castigador de una venganza miserable contra quienes tuvieron la obligación de enfrentar a un terrorismo cobarde, que atacaba desde las sombras, para garantizar la seguridad de millones de chilenos.
