Desafiando a Raúl y Fidel Castro,
por Hernán Felipe Errázuriz.
El Presidente Piñera ha dado un giro a la política exterior respecto de Cuba: ofreció amparo a los presos políticos excarcelados por el Presidente Raúl Castro. Éste, hábilmente, rechazó la oferta, porque la intervención chilena no le entregaría otros dividendos que dar un destino forzado en el exterior a sus opositores más decididos. En cambio, un acuerdo con España le permitirá bajar la presión de la Unión Europea por la falta de libertades en Cuba.
La Concertación ha sido cercana a los hermanos Castro en la política y en los negocios. El Presidente Frei Ruiz-Tagle cedió a lo que su padre resistió —las presiones de socialistas y comunistas— y restableció relaciones diplomáticas con Fidel Castro. La Presidenta Bachelet viajó a Cuba, se negó a entrevistarse con los disidentes y expresó su solidaridad con Fidel Castro. Más importante, la Concertación desaprovechó su influencia para contribuir a una transición pacífica a la democracia en Cuba.
Enfrentar al castrismo desde el exterior es menos costoso que antes (ya no puede vengarse exportando su revolución), pero no es gratis.
Chile no podrá eludir algunos costos al oponerse al régimen cubano, que dispone del apoyo de Chávez, de sus aliados, de Lula y de la mayoría de la izquierda latinoamericana, y que cuenta con una formidable cancillería con 119 embajadas en el exterior y 62 concurrencias: tres veces más que nuestras misiones en el extranjero, cinco veces más que las chilenas en África, Medio Oriente y en los países de la ex Unión Soviética. Sus diplomáticos hábilmente aprovechan las relaciones bilaterales para blindar al castrismo y atacar externa e internamente a sus críticos.
Castro, al igual que Corea del Norte, tiene otro instrumento capaz de inhibir las presiones de sus vecinos: la emigración masiva. Ya lo hizo hace 30 años, con decenas de miles de cubanos que partieron por asilarse en la embajada de Perú, y luego aumentaron y se embarcaron a Florida, desde el puerto de Mariel.
Esta vez Estados Unidos no ha tenido influencia, pero podría recuperarla y contribuir a la liberación de los restantes presos políticos. También puede desafiar al régimen cubano levantando el embargo que castiga al pueblo y beneficia a los jerarcas de Cuba. Pero Obama se resiste, está debilitado y pronto tendrá elecciones, con riesgo de perder el control del Congreso.
Los disidentes cubanos han tenido un triunfo con la liberación de 52 presos políticos. Raúl y Fidel Castro han sufrido una derrota táctica al tener que deportarlos y reconocer la existencia de los presos de conciencia, pero conservan los medios para seguir oprimiendo a su pueblo.