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sábado, 15 de octubre de 2011

La Concertación discute su futuro.


La Concertación discute su futuro


La derrota del candidato de la Concertación en la elección presidencial de 2010 abrió en su interior un natural debate sobre las causas que la provocaron y la manera en que ese conglomerado debe enfrentar el futuro. Hasta ahora, la ausencia de un diagnóstico compartido ha conducido a una desordenada discusión sobre su composición partidista, su orientación política e, incomprensiblemente, incluso su nombre.


La distracción política provocada por ese debate y la baja aceptación que esa coalición crecientemente ha encontrado en la ciudadanía según las encuestas -ambos hechos no son independientes y se refuerzan mutuamente- hicieron que el movimiento estudiantil la tomara por sorpresa y aumentara su desconcierto interno. Carolina Tohá, presidenta del PPD, decidió condicionar su vocería rotativa del conglomerado a la constitución de un nuevo referente más amplio, que incluyese a otros partidos y movimientos políticos. Eso fue interpretado por la DC como una manera de aislarla y quitarle identidad, pues la ampliación se haría básicamente hacia la izquierda, lo que no sería bien comprendido por la base de apoyo natural a aquélla. Su presidente insistió en que la Concertación se fundó en torno al acuerdo básico entre la DC y el PS, incluso a riesgo de que los otros partidos siguieran un camino distinto.


En ese cuadro, se acordó que el 5 de octubre -fecha que conmemora el triunfo del "No" en el plebiscito de 1988, que la Concertación se atribuye como símbolo de su actuación política en los siguientes 20 años- se definiría su posición mediante un documento que contendría su compromiso ante la ciudadanía. Finalmente, éste apuntó a establecer "un relato de proyecto país" sobre la base de una "reafirmación de compromisos" del bloque, con una fuerte autocrítica a las tareas pendientes del conglomerado, pero con un espacio de ambigüedad respecto de su composición partidista, al indicar que se pretende concretar "una gran mayoría social y política" mediante una "articulación amplia de la oposición", en la que ese conglomerado profundice el debate de renovación sustentado en "ideas de futuro". En otras palabras, no hubo refundación ni incorporación de nuevos actores, sino una continuación crítica de su acción actual. Eso no satisfizo a Carolina Tohá y sus seguidores. Ella insistió en que la vía para reentusiasmar a la ciudadanía debería ser la construcción de un referente en cierto modo distinto del actual, que incorpore las voces disonantes o díscolas que han aparecido en los últimos años y que se constituya en un mejor intérprete de las inquietudes sociales.


Observado desde afuera, todo este debate tiene un sabor altamente artificial, ya que no se entiende por qué un conglomerado que ejerció exitosamente el poder durante 20 años pase de pronto a enjuiciar tan negativamente su pasado, al punto de dejarse centrar en las formalidades de su constitución casi con más fuerza que en las propuestas que ofrece a la ciudadanía. En fin, también se evidencia la dificultad que enfrenta para representar las inquietudes ciudadanas y encauzarlas adecuadamente por sus líderes.


Parte de la explicación podría estar en la excesiva esperanza que muchos dirigentes concertacionistas depositan en la ex Presidenta Bachelet como la persona que permitiría aglutinar todas las corrientes y recuperar el Poder Ejecutivo, por lo que, en última instancia, no sería tan grave enfrascarse en un debate que a muchos podría no interesar. Pero es ésta una estrategia riesgosa, en cuanto resulta extremadamente dependiente de un hecho aún incierto y de una sola figura como candidato presidencial viable. No es positiva para el país esta notoria confusión en cuanto a la constitución y las propuestas de la que aparece hoy como principal alternativa de gobierno.

(Tomado de Diario El Mercurio).


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