Se buscan hombres y mujeres...,
por Felipe Cubillos.
“Se buscan hombres para peligroso viaje. Salario reducido. Frío penetrante. Largos meses de completa oscuridad. Constante peligro. Dudoso regreso sano y salvo. En caso de éxito: honor y reconocimiento.”
Así era el aviso que publicaba Sir Ernest Shackleton en 1914 para buscar a la tripulación que lo acompañaría en la fallida expedición Transantártica que finalmente se transformaría en una de las mayores hazañas de que tenga recuerdo la historia de la humanidad.
Su gran proyecto, cruzar la Antártida desde el mar de Weddlel hasta el mar de Ross pasando por el Polo Sur, iba a fracasar, y de ahí para adelante su único objetivo iba a ser salvar a cada uno de sus hombres. Sí, a cada uno de ellos. Ese viaje épico sí que iba a ser coronado con un tremendo éxito.
Hace algunos años tuve el privilegio de conocer a un empresario forestal que trabajaba en un aserradero en Curanilahue. Me contó en esa época de una experiencia en la cual le había tocado participar que se trataba de apoyar al Liceo B 51 específicamente en la gestión administrativa de ese liceo técnico. Confieso que me impresionó su pasión para relatarme la historia y sobre todo sus resultados. Su nombre, Roberto Bravo.
Con los años nos seguimos viendo esporádicamente. Supe que se había ido a vivir a Estados Unidos para aprender de las nuevas tendencias empresariales, hasta que después del terremoto del 27/F nuestras vidas se volvieron a cruzar.
Qué tal si replicamos el modelo del liceo de Curanilahue en cientos de liceos en Chile, me dijo.
Convocaremos a empresarios y ejecutivos para que se comprometan y apoyen estos colegios; nuestras métricas no serán las tradicionales sino que básicamente la deserción escolar y la empleabilidad. Más que mal, entre los 18 y 25 años, nuestros jóvenes muestran niveles de desempleo que cuadriplican la media nacional. Estos alumnos no son los que están protestando en las calles, es que el sistema escolar que tenemos no les dio la posibilidad para que entraran a la universidad. No necesitaremos ninguna reforma legal; simplemente las ganas de esos directores de recibir apoyo en la gestión. Mientras me hablaba de su proyecto, recordé su pasión de esos años. Le brillaban los ojos soñando qué es lo que se podía hacer para ayudar a transformar la educación de nuestros niños.
No sé bien por qué, pero mientras me hablaba, me acordé de ese aviso de Sir Ernest Shackleton.
Buscaremos a empresarios y ejecutivos, hombres y mujeres, que han dedicado sus vidas a la gestión empresarial y los convocaremos a un viaje peligroso, lo más probable sin ningún salario, meses de oscuridad e incomprensión, y en caso de éxito, simplemente la satisfacción personal de haber ayudado a que cientos de nuestros alumnos tengan mejores oportunidades y así construir una sociedad más humana y más justa para todos.
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