Conducción e ideas: la nueva etapa del Gobierno
por Jorge Jaraquemada.
Antes del cambio de gabinete muchas de las críticas que se formulaban al Gobierno tenían un denominador común: su baja experiencia y capacidad de conducción política. Más allá de lo justas o injustas que hayan sido estas críticas, fue eso precisamente lo que pretendieron robustecer los cambios introducidos. ¡Qué duda cabe! Particularmente con la incorporación de dos nuevos ministros que pueden exhibir entre sus logros un gran liderazgo político, una vasta experiencia legislativa y una notable capacidad de interlocución con sus propios partidos y también de negociación con los partidos de la oposición. Recuérdese al efecto que uno de ellos fue el articulador principal de los acuerdos sobre educación suscritos durante el gobierno de la Presidenta Bachelet, mientras que el otro fue el gestor de los acuerdos sobre calidad de la política que permitieron al gobierno del Presidente Lagos sortear con éxito una difícil situación el año 2003. Con su presencia, el gabinete fortalecerá el sentido político que no debe estar ausente de ningún gobierno.
Los que llegan encontrarán abonado el terreno para su desempeño. En efecto, la ex ministra Von Baer imprimió un estilo cercano a la vocería, transmitiendo a la ciudadanía que no se requieren ferocidad ni iracundia para defender con sinceridad y pasión las posturas y logros del Gobierno. El ex ministro Fontaine impulsó con decisión, a pesar de despertar la oposición de múltiples grupos de interés, un conjunto de medidas que se enderezan a provocar una reforma microeconómica que mejore la productividad y la competitividad del país. El ex ministro Kast sentó las bases de una política social orientada a dotar a los más vulnerables de las herramientas para que sean ellos, auxiliados por el Estado, los protagonistas de su propio destino. En fin, el ministro Lavín –quien ahora deberá profundizar esa política social– antes diseñó y logró acordar con la oposición reformas a la educación primaria y secundaria que permitirán dar un salto cualitativo en el nivel de la calidad de la educación que recibirán los niños de nuestro país, colocando de relieve que éste es el gran trampolín para la movilidad social.
Pero antes que las personas que las encarnan, son las ideas y los principios que inspiran a un gobierno lo verdaderamente importante, porque eso es lo que le otorga una identidad compartida y lo hace trascender. Realizados los cambios en el gabinete, es entonces el momento de que se expresen con más fuerza aún las ideas de construir una sociedad más libre y justa, donde los más pobres también se sientan convocados a ser constructores de su futuro, dejando en el país una impronta imperecedera.
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