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miércoles, 6 de abril de 2011

Un incidente callejero que da cuenta del clima que se vivía en los últimos días de la unidad popular de Allende.



Un incidente callejero que da cuenta del clima que se vivía en los últimos días de la unidad popular de Allende.





Hay situaciones determinadas que sirven para recordar sucesos que tienen connotaciones especiales porque son capaces de demostrarnos, con una sola imagen, lo que sucedía al momento en que sucedieron los hechos que refrescan de manera muy clara nuestra memoria.



Uno de estos hechos, que a nuestro modo de ver refleja la crispación que se vivía en los últimos días de la unidad popular, es el incidente en que se vio involucrado el Comandante en Jefe del Ejército, General Carlos Prats Gonzales en la Costanera Andres Bello.



A las 15 horas del 26 de junio de 1973, la señora Alejandrina Cox Palma que transitaba de oriente a poniente conduciendo una renoleta roja, vio pasar en el mismo sentido al General Prats en un vehículo del Ejército conducido por su chofer, al que como señal de burla le mostró su lengua.



El alto oficial, ex Ministro del Interior del Gobierno de Allende, ordenó a su chofer seguir al pequeño vehículo, al que disparó dos tiros, uno que no dio en el blanco y otro que impactó en la puerta delantera izquierda, lo que obligó a la conductora a detener su renoleta.



Al detenerse la señora Cox, el General Carlos Prats bajó de su automóvil y colocó un revólver en la sien izquierda de la dama diciéndole: Pide perdón, mierda o te mato, a lo que la señora Cox accedío, no sin demostrar el miedo que la embargaba ante la desaforada reacción del uniformado.



Como es de imaginar ante la desmedida reacción del Uniformado se formó un enorme tumulto, en una hora de alta congestión, en que Prats fue insultado por los automovilistas, alguen le desinflo los neumáticos y una persona pinto en el capot del auto fiscal la leyenda asesino.



Un taxista que se apidó del Comandante en Jefe del Ejercito le sacó del lugar por el temor que la turba enardecida por considerar intolerable la agresión de una mujer por parte de un hombre armado con un arma de fuego, linchara al General Carlos Prats.



La irracional reacción de don Carlos Prats, la furia de transeuntes y automovilistas, por si solas, deben mostrarnos la situación de crispamiento y odiosidades que vivia el país, al que conveniencias politicas habian llevado a enfrentarlo, no entre adversarios políticos, sino que entre enemigos.