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domingo, 17 de abril de 2011

Hugo Evo Jaddafi Humala, por Hernán Felipe Errázuriz.

Hugo Evo Jaddafi Humala,

por Hernán Felipe Errázuriz.



Mañana en Perú se podría repetir lo ocurrido en la primera vuelta de la elección presidencial de 2006, cuando Humala obtuvo mayoría. Así lo anticipan las encuestas. Lo decisivo vendrá en junio, en la vuelta definitiva. En el intermedio, suspenso y guerra sucia. El desenlace dependerá de con quién compita: Keiko, Kuczynski o Toledo lo podrían derrotar. Como en la elección pasada, podría Humala perder en segunda vuelta: lo venció Alan García. Frente al extremo, los moderados dejaron de lado sus diferencias. Igual que en Francia: los socialistas votaron por Chirac contra Le Pen, otro ultranacionalista. También podrían primar la pasión, la protesta o pactos por debajo de la mesa.



Ollanta Humala ha experimentado un cambio sustancial en apariencias. No se presenta como el extremista de la campaña pasada; no promociona el socialismo chavista; ahora, igual rabiosamente estatista, promueve la "economía nacional de mercado" (¿?) y es más prudente en sus declaraciones: dice que respetará el fallo de La Haya. A diferencia de la campaña anterior, no ha mostrado animadversión contra Chile, salvo en Tacna, cuando atacó al imperialismo económico chileno, y en Lima, con su insultante amenaza para que tengamos cuidado con "cholear" (sic) y maltratar a los peruanos. De lo contrario, aplicará su versión de la ley del talión: "Trataremos a los chilenos de la misma forma que traten a los peruanos". ¿Creerá, como Jaddafi, que los inmigrantes sirven de rehenes o de escudos humanos? Debería saber que convivimos con decenas de miles de peruanos que se legalizaron y obtuvieron residencia permanente sin problemas, como no ha ocurrido con los indocumentados en ninguna otra parte del mundo. Con esa acogida tienen los mismos derechos y servicios públicos que los chilenos y están libres de los riesgos de los ilegales.



Curioso: a pesar de ser nacionalista, Humala siempre tiende a buscar modelos extranjeros. ¿Será por el financiamiento? Su campaña es millonaria. Antes proclamaba amistad con Chávez, otro comandante populista como él. Ahora pretende parecerse a Lula, pero Ollanta está muy lejos de su talla.



Después de Chávez, al que más se parece es a Evo Morales. Tiene un desprecio parecido por las instituciones y por sus opositores. Como Evo, en su lenguaje hay sugerencias de que desde el poder tenderá a arrasar a las minorías, apropiarse de los recursos naturales y expandir el Estado. Lula no tuvo un discurso semejante: jamás se le habría ocurrido amagar a los medios de comunicación como lo está anticipando Humala.



Humala está muy lejos de ser un populista barato: puede costarle una fortuna al Perú y muchos incordios en las relaciones con Chile. Chile y Perú se necesitan y no requieren de Ollanta Humala.