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viernes, 8 de abril de 2011

La DC siempre donde más calienta el sol, por Mario Montes.




La DC siempre donde más calienta el sol,

por Mario Montes.




Los que vivieron los años 70 del siglo pasado saben que la democracia cristiana luego de apoyar a Allende, previa firma de un pacto de Garantías Constitucionales, se transformaron en feroces adversarios de la unidad popular y que en la medida que el régimen avanzaba en sus ilegalidades comenzaron a golpear las puertas de los cuarteles para que los Militares pusieran fin al experimento del socialismo en democracia.



Esos ciudadanos también están claros que el PDC, con Eduardo Frei Montalva a la cabeza, aunque el partido era presidido por Patricio Aylwin Azócar, fueron los más interesados en denunciar a los rojos de Allende para lograr su objetivo de que los Uniformados hicieran el trabajo sucio de limpiar el país de la infección roja para luego entregarles el poder a ellos que surgirían como los recuperadores de la democracia.



Cuando los falangistas comprobaron que el Gobierno Cívico Militar que encabezó el General Augusto Pinochet se quedaría hasta reconstruir el país que había sido completamente destruido en lo institucional, moral, económico y político, terminando con la convivencia ciudadana, los democristianos se pasaron a la oposición contra el Gobierno de los Uniformados aliándose con aquellos a los que había ayudado a defenestrar y a perseguir.



Los demócrata cristianos, que defendieron en el exterior la necesidad del pronunciamiento Militar se olvidaron de lo que habían dicho y cual serpientes venenosas se plegaron a la subversión que encabezaba el partido comunista, con el que siempre dijeron que nunca marcharían por su claro totalitarismo, para hacerse nuevamente con el poder, lo que les resultó después que el Gobierno de Pinochet llamara a elecciones libres.



Pasaron cuatro Gobiernos de la concertación, una clara alianza con el allendismo al que combatieron, en los que floreció en gloria y majestad la corruptela, la incapacidad, la amigocracia y la mediocridad, para que ahora aparezcan, patéticamente, tratando de darle al país lecciones de transparencia y espíritu democrático.



Estos políticos están jugando a ganador, para lo que cuentan con la tradicional mala memoria de los chilenos, esperando poder engañar por siempre a un pueblo que ya ha tenido mucha paciencia con una clase que se ha esmerado por utilizar los problemas de la gente, pero, que al momento de las soluciones simplemente han hecho mutis por el foro.