Financiamiento estatal de primarias,
por Gonzalo Serrano del Pozo (*)
Durante estos días algunos diputados de la Concertación han propuesto al Ejecutivo un proyecto de ley que permita financiar las primarias voluntarias de todos los partidos. Por otra parte, el ex presidente Ricardo Lagos ha sugerido, de forma similar, que el Estado se haga cargo del financiamiento de éstos.
Se trata de proposiciones curiosas, considerando que una encuesta de la Universidad Diego Portales demostró que un 73,7% de las personas consultadas no declaran identificación partidaria. De acuerdo a ambas propuestas, 7 de cada 10 chilenos deberíamos financiar a una minoría que no nos representa y con la cual no sentimos afinidad alguna.
Mientras esto sucede, podemos observar cómo senadores y diputados han sido reemplazados por sus partidos en el Congreso, sin considerar su raigambre con la zona, ni consultar siquiera la voz de sus electores. También como parte de este mismo espectáculo, somos testigos de cómo, en la comuna de La Florida, todavía no se define el alcalde por una disputa de carácter netamente político.
De la misma manera, vemos atónitos cómo, a raíz de la acusación constitucional contra la Intendenta de la Octava Región, las directivas de los partidos exigen a sus miembros votar acorde con sus directrices y no con sus conciencias. Además, amenazan con las penas del infierno a quienes osen mostrar cierto grado de independencia en sus decisiones, en definitiva, a quienes voten a conciencia, si esta conciencia es contraria a los que dicta el partido.
A partir de esta realidad, con qué derecho los partidos políticos pueden solicitar que parte de nuestros impuestos estén destinados a financiar sus campañas. Se trata de una fórmula que busca lograr la independencia política de los grupos económicos que los mantienen, sin embargo pretender que esto va a disminuir o va a terminar por medio de este camino, no es más que una ilusión. En lo único que va a variar el esquema es que ahora los partidos podrán contar con mayores recursos y –mal- gastarlos a su antojo.
Uno puede soportar que se establezca una ley de donaciones a los partidos por medio de la cual se transparente el proceso, pero de ahí a que seamos todos los chilenos quienes los financiemos, independiente de si tenemos filiación política o si ejercemos nuestro derecho a voto, especialmente después de los ejemplos que hemos mencionado, es un abuso, otro más, frente al cual no podemos quedar indiferentes.
(*)Gonzalo Serrano del Pozo es Doctor (c) y Magíster en Historia, Periodista y profesor.
(Tomado de http://gserranodelpozo.blogspot.com/)