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jueves, 14 de abril de 2011

Desarrollo y distribución del ingreso, Andrés Fuentes Torres.


Desarrollo y distribución del ingreso,

Andrés Fuentes Torres.



Chile aspira a ser un país desarrollado. ¿Cuánto nos falta para lograrlo? Si consideramos el Índice de Desarrollo Humano IDH de las Naciones Unidas (PNUD) como medidor del nivel de desarrollo (*) Chile el 2010 ocupa el lugar 45, a 3 lugares de los países desarrollados. ¿Significa que estamos cerca de lograrlo? Lamentablemente no.



Si nos ponemos como meta alcanzar a Portugal que ocupa el lugar 40 entre los países desarrollados, como se ha planteado, necesitaríamos crecer a razón de un 6% anual por 10 años, lo que representa un crecimiento del 80% sobre los US$ 13.430, nivel que hemos alcanzado el 2010 en el Ingreso Nacional Bruto (GNI) per cápita a igualdad de poder adquisitivo (PPP); desafío en el que se supone que Portugal por su parte crece a un ritmo de 0,5% anual en el mismo periodo, sobre los US$ 22.080 que informa el mismo índice, salvo que retroceda, si no resuelve sus graves problemas.



Si consideramos el Índice de Desarrollo Humano IDH ajustado por el índice de igualdad de ingresos de los países, preparado por el mismo PNUD, Chile baja 10 lugares. Los países desarrollados tienen una relación entre el 20% de la población de mayor ingreso y el 20% de menor ingreso de 5,5 en promedio, Portugal tiene una relación de 7,0 (2005) y Chile de 15,6 (2009). Por lo tanto para alcanzar el nivel de igualdad de Portugal, Chile tendría que duplicar el crecimiento del quintil de menor ingreso respecto del crecimiento del ingreso del quintil de mayor ingreso. Esto significa que el Q1 debiera crecer a razón de un 10% anual y el Q5 a un 5% anual durante 10 años y los otros quintiles en una tasa inter- media proporcional.



¿Es posible lograr el nivel de desarrollo e igualdad de Portugal en 10 años? ¿Está Chile bien encaminado? Al parecer sí, pero las dificultades y desafíos por delante son grandes.



Sabemos que para crecer a una alta tasa necesitamos invertir año a año sobre el 25% del PIB en proyectos rentables en todos los sectores de la economía, pero en particular donde tenemos cuellos de botella como es hoy la energía. Este nivel no sólo es necesario para lograr una alta tasa de crecimiento en la producción sino que también en la de nuevos puestos de trabajo.



Sabemos también que debemos aumentar la productividad de la mano de obra, para que los trabajadores puedan mejorar sus ingresos; aunque ésta pueda significar despidos que afectarían el crecimiento del empleo. Como también requerimos mejorar la efectividad y eficiencia de los servicios básicos como el financiero en el ámbito económico y el de salud en el ámbito social, que no satisfacen adecuadamente a los sectores de bajos ingresos.



Sabemos también que la innovación es fundamental para crecer y mejorar la productividad de todos los factores. De igual forma necesitamos una mayor educación para poder optar a trabajos de mayor ingreso, en particular en todo tipo de ciencias y técnicas, al igual que en lenguaje español e inglés.



Lo que no sabemos bien es como mejorar la distribución de ingresos sin afectar la tasa de crecimiento.



Una vía es a través de una focalización correcta del gasto social del Estado, ya que en el último estudio de distribución de ingreso se concluyó que ésta no variaba antes y después de impuestos. Otra vía muy discutible es incrementar la tasa de impuesto a los ingresos más altos, pero que tiene el inconveniente que podría desincentivar a los emprendedores a asumir riesgos en nuevos proyectos que se necesita para crecer y crear nuevos empleos.



Pero la vía más efectiva para mejorar la distribución del ingreso sería logrando un pleno empleo como efecto de un alto crecimiento; que se complementaría con un mayor poder adquisitivo del peso frente al dólar y otras monedas extranjeras, que se logra manteniendo una balanza de pago superavitaria, vendiendo al exterior una canasta diversificada de productos, que es una de nuestras debilidades por la alta incidencia que tiene el cobre en nuestras exportaciones.



¿Cómo podemos diversificar nuestras exportaciones? Hacerlo por la vía de mantener y forzar una tasa de cambio alta sería un contrasentido para el propósito de incrementar los ingresos de la gente; por lo tanto no queda más que aumentar la productividad e innovar para reducir costos y aumentar los ingresos; para lo cual se requiere invertir en nuevas tecnologías, generalmente importadas, la que podemos disponer a un menor costo si la tasa de cambio se mantiene baja.



¿Está usted de acuerdo?

(*) El IDH es un índice compuesto que considera la esperanza de vida al nacer como índice de salud, los años promedio y esperados de instrucción como índice de educación, y el ingreso nacional bruto per cápita como índice de estándar de vida.