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miércoles, 5 de mayo de 2010

El mundo al revés, por José Ramón Valente.

El mundo al revés,

por José Ramón Valente.

El Fondo Monetario Internacional y los gobiernos de la zona euro ofrecieron un préstamo de emergencia de más de US$ 100 mil millones para aliviar la delicada situación financiera de Grecia. Como condición para desembolsar dichos préstamos los organismos multilaterales les piden a los griegos, a instancias de su gobierno, que acepten reducir sus gastos de manera de hacer viable la devolución de dichos recursos en el futuro. Este ofrecimiento se realiza en un contexto en que Grecia es incapaz de conseguir por sí sola los recursos financieros para pagar las deudas que están cercanas a su vencimiento durante este mismo mes y los siguientes. El gobierno ha aceptado las condiciones que le piden los bancos, sin embargo las calles de Atenas y otras ciudades del ancestral imperio de Occidente se han repletado de ciudadanos que protestan airadamente contra su gobierno, contra el Fondo Monetario Internacional y contra los gobiernos de sus vecinos europeos.

Esto es como el mundo al revés. Yo entendería que los que tendrían derecho a pataleo debieran ser los ciudadanos de aquellos países que financian los organismos multilaterales que están ofreciendo el salvataje a Grecia, y no los griegos. Mal que mal, el FMI y los gobiernos europeos se financian con el trabajo y el esfuerzo de personas de carne y hueso, iguales a los griegos que protestan en las calles y nadie les ha preguntado si están de acuerdo en que el fruto de su esfuerzo se destine a salvar a personas que hasta el momento han mostrado poco interés en esforzarse por salvarse a sí mismas.

Quizás este argumento se pueda entender más claramente con el siguiente ejemplo: las AFP chilenas tienen en sus cuentas ahorros de los trabajadores chilenos que en total son similares al préstamo ofrecido a los griegos por el FMI y los gobiernos de Europa. ¿Qué le parecería a Ud. que el gobierno de Chile ofreciera destinar todos los fondos ahorrados en las AFP para aliviar la situación financiera de los griegos? ¿No serían en ese caso los trabajadores chilenos los que estarían incendiando neumáticos en las calles y protestando airadamente contra su gobierno? ¿No le parecería tirado de las mechas que los griegos se molestaran con el gobierno de Chile porque ha osado pedirles, como condición para otorgar el préstamo, que se ajusten el cinturón para que en algún momento en un futuro, bastante lejano, los dineros de las AFP regresen a Chile?

Siempre ha habido y siempre habrá en el mundo victimarios que se hacen pasar por víctimas. Es decir, grupos de personas que, como los que vemos en hoy en Grecia, se organizan para exigir que otras personas paguen sus cuentas. El éxito de su estrategia dependerá del daño que estos les puedan infligir a sus víctimas si estas no aceptan el chantaje. De hecho, en el mundo financiero se ha acuñado la frase “too big to fail”; es decir: “demasiado grande para quebrar”, en referencia a clientes a los cuales los bancos tienen que seguir prestando aunque no quieran, porque si ellos no pagan el banco podría quebrar junto con ellos. Lo mismo aplica a los bancos que son demasiado grandes como para que los gobiernos los dejen quebrar, debido a las consecuencias que ello acarrearía para el resto del sistema financiero de dicho país. Basta acordarse de lo que significó para el sistema financiero mundial la quiebra de Lehman Brothers el 2008.

Los griegos son parte de la zona euro y una cesación de pagos de Grecia sin duda podría generar pánico en todo el mundo respecto de la estabilidad de la moneda europea y de la viabilidad financiera de otros países altamente endeudados, como Portugal y España. Esta es el arma con que ciertos grupos organizados en Grecia que gozan de privilegios a los cuales no están dispuestos a renunciar amenazan hoy a Europa. Los discursos y las imágenes de una Grecia relativamente pobre en comparación con la opulencia de Alemania y Francia son el disfraz que les permite camuflar sus armas y vestirse de víctimas frente al mundo.

Ciertamente el gobierno griego ha hecho lo correcto al aceptar las condiciones del préstamo que le ofrecen el FMI y los gobiernos europeos, entendiendo que las consecuencias para sus ciudadanos y para los hijos de estos de no pagar sus deudas y quedar excluidos de la comunidad financiera internacional serían a la larga mucho más dolorosas que el ajuste de gasto que hoy día deben realizar. Es de esperar que la mayoría de los griegos lo entienda también así y opte por el camino más difícil de darle el apoyo a su gobierno, en vez de la ruta aparentemente más fácil de apoyar a grupos organizados que para mantener sus propios privilegios se la juegan por convencer a sus compatriotas de que es posible hacer que otros en el mundo paguen la cuenta por ellos.