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sábado, 11 de diciembre de 2010

La “pobreza” de los argumentos de Lagos-Velasco, por Sergio Melnick.

La “pobreza” de los argumentos de Lagos-Velasco,

por Sergio Melnick.

Gran polémica se ha abierto en relación con las cifras de la pobreza en Chile, mostrando una vez más cómo en la izquierda pesa más el voluntarismo que las realidades. Lo cierto es que en la administración Bachelet la pobreza aumentó en más de 350 mil personas. Ricardo Lagos, con gran arrogancia intelectual, salió al ruedo exigiendo explicaciones al Gobierno por el cambio de la metodología, que había entregado esta cifra tan lesiva para la Concertación.



Y cuál no sería la sorpresa del país al constatarse que la que cambió realmente la metodología había sido la Cepal y no precisamente el Gobierno. Lagos había mentido. Mideplán había seguido exactamente la misma metodología que usó la Concertación, y que fue diseñada antes de que llegaran al poder. Después sale al debate Andrés Velasco, que en materias metodológicas no ha sido muy coherente en el tiempo: recordemos que su manera de comparar las cifras de inversión en Chile fue también adaptando las metodologías hasta que se ajustaran al voluntarismo gubernamental; cuando todos sabían que la inversión había bajado, para Velasco estaba subiendo. Igual cosa ocurrió cuando Chile estuvo en recesión, y para Velasco no lo estábamos. Velasco-Bachelet garantizaron públicamente que la economía crecería en 2009, pero el PIB cayó. Finalmente, tenemos el numerito del déficit fiscal, donde Velasco nunca aceptó la nueva metodología que muestra que el verdadero déficit es tres veces mayor al que él calculó. ¿Qué sostienen ahora Lagos y Velasco? No lo van a creer: afirman que ya no es pobre el que no llega a $64 mil por persona, sino el que no llega a $56 mil. Tal cual. Así, entre la Cepal, Lagos y Velasco hacen desaparecer 600 mil pobres en Chile, que ya no califican para la ayuda estatal prioritaria. ¡Y Velasco dice que yo soy el mago!



Lo cierto es que la línea de los $64 mil probablemente ya es baja, y lo que hay que hacer es subirla, ajustada a la realidad actual, justo al revés de lo que quiere la Concertación. Porque también podríamos usar la cifra del Banco Mundial ($25.000) y así desaparece la pobreza en Chile.



Entonces, ¿cuál es la verdadera explicación de este nuevo debate? Se trata de un tema absolutamente político y no técnico. Cualquier técnico sabe de la importancia de las series coherentes para hacer comparaciones efectivas y medir políticas en el tiempo. También Velasco y Lagos lo saben muy bien: son economistas con doctorado. Si la Cepal quiere hacer comparaciones entre países con sus propias metodologías, tiene todo el derecho a hacerlas, pero eso no sirve para medirnos con nosotros mismos, que es lo que hacemos hace casi 30 años. Aquí sólo sirve la serie con igual metro o el mismo termómetro. Por eso en Chile, por ejemplo, se mantienen dos encuestas de empleo, que dan números distintos. Es la serie la que sirve. No deja de ser notable que una persona clave del segundo piso de Lagos sea un asesor actual de la secretaría ejecutiva de la Cepal. Se sabe muy bien qué puntos calza ésta. Según ha señalado Longueira, la Cepal se había comprometido a un estudio de compatibilización de las líneas de la pobreza con la realidad actual, pero no lo ha entregado, y se sabe que está listo. ¿Quién mueve estos hilos?



De hecho, la línea de pobreza que usamos hoy sigue anclada en la realidad de los 80. Si ajustamos la medición a la nueva realidad del siglo 21, la pobreza en Chile sería quizás del 25% o más. Más aún, el ministro Larraín, en tiempos de Bachelet, demostró, con las mismas cifras de la Casen del Gobierno, que la pobreza real era cercana al 30%, y por supuesto que la Concertación no aceptó entonces que se cambiaran las formas de medir.



A Velasco le apasiona escribir novelas. Esta es otra más. La Cepal cambió esta manera de medir en el 2007, cuando era gobierno la Concertación. ¿No le parece un poco raro todo esto? ¿Y por qué la Concertación no cambió nunca la metodología en 20 años de gobierno? No lo hizo, porque si la cambiaba, ya no se podía comparar hacia atrás.



La Concertación siempre ha creído que las buenas intenciones y las comunicaciones resuelven por sí los problemas. En el gobierno Bachelet-Velasco la pobreza aumentó en Chile; eso dicen los datos duros relevantes. El resto es música política para desviar la atención. Tan absurdo es este debate, que desaparecieron 600 mil pobres en Chile.



La política de la Concertación parece ser el apagar la luz cuando hay desorden y así creer que éste “desaparece”.