Para fundamentar bien,
por Gonzalo Rojas Sánchez.
En estos días de dura polémica sobre la violencia de las izquierdas -tanto en el pasado de Chile como en sus actuaciones recientes, algunas a funa y bombazo limpio- se percibe la ignorancia de tantos sobre los antecedentes que la exponen de 1965 en adelante.
Unos, simplemente no quieren leer; otros, no saben leer; un tercer grupo intuye por dónde va la cosa, pero necesita leer más.
Por supuesto que en la discusión con algunos, toda fundamentación será irrelevante: nunca aceptarán que la historia de Chile comenzó antes del 11 de septiembre de 1973; pero con otros, de buena voluntad, existe la posibilidad de un diálogo racional.
Para eso, hay que estar bien preparados. Al respecto, es imprescindible la consulta de los 6 tomos de Víctor Farías, La Izquierda Chilena, 1969-1973 y de los 2 de Patricia Arancibia, Los orígenes de la violencia política en Chile, 1960-1973. Ahí está gran parte de la documentación original.
Como trabajos de interpretación, los más recientes y de lectura muy recomendada son Abrazado por la revolución. Ideología y totalitarismo en Chile 1960-1973, de Adolfo Ibáñez, y Salvador Allende, el fracaso de una ilusión, de Gonzalo Vial. Mi propio La agresión del Oso. Intervención soviética y cubana en Chile, 1958-1973, ayuda en la materia.
Esas obras documentales o interpretativas presentan un volumen de información de tal magnitud y gravedad, que requieren de equilibrio y serenidad en el lector, para que -tenga la edad que tenga- al terminarlas sólo cultive el perdón y la memoria, nunca el rencor.
Y aunque le tome tiempo esa tarea, se habrá formado históricamente. Porque una de las cosas que más llama la atención en estas discusiones recientes es que la disciplina histórica sea cuestionada desde cualesquiera otras, como si para hablar del pasado bastara alguna intuición, cierta perspectiva moral o una legítima opción temporal.
No. Hay que leer, hay que estudiar, con rigor. Y entonces, aparece la verdad.
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