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jueves, 20 de enero de 2011

La odiosidad de Gajardo, por Mario Montes.


La odiosidad de Gajardo,

por Mario Montes.





La cara crispada por el odio del Presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, a la salida de la sesión en que el Senado aprobó la Reforma Educacional, amenazando al Ministro Joaquín Lavín que le hará la vida imposible este año, nos demuestra varias cosas que debieran hacernos meditar.



El dirigente del Magisterio no le interesa la mejoría de la educación en Chile, pero si está muy interesado en mantener los privilegios de los Profesores que a él le dan el poder en esa asociación gremial y le permiten seguir manipulando las necesidades de un sistema que claramente anda mal.



Lo que consideramos, al menos igual de grave, es que tampoco parece interesarle que a los Profesores ya jubilados se les dé un bono que mejora su calidad de vida, ni tampoco que se planteen incentivos para que aquellos maestros en edad de jubilar puedan acogerse a un digno descanso.



Ver a este personajillo amenazando en las pantallas de la televisión chileno nos dio vergüenza, básicamente porque nos parece inconcebible que quienes están destinados a formar a los Gobernantes del mañana se hayan dado dirigentes de tan escasa monta y absoluta mediocridad.



Ahora, aprobada por el Congreso la Reforma Educacional, creemos que los Profesores la deben analizar concienzudamente, con lo que se darán cuenta que las medidas, que Gajardo considera dañinas para el profesorado, son aquellas que permiten premiar a los buenos Docentes.



El Estatuto Docente, al que estos dirigentes de pacotilla se aferran, es un ejemplo brutal de una legislación que asfixia a la educación, al sobre proteger a los malos elementos, con lo que inhibe que los más inteligentes y esforzados se capaciten para mantener conocimientos acordes con los tiempos.



Este Estatuto docente, una de las peores herencias de la concertación, es una camisa de fuerza que impide mejorar la educación, que frena las posibilidades de establecer equidad en el sistema y que empantana las ansias de superación que tienen la mayoría de los Profesores.




Mentalidades como las de este sujeto son justamente las que el país no necesita si quiere progresar, llegar a la necesaria justicia social y tener un futuro decente para todos los chilenos.