Promocione esta página...

sábado, 15 de enero de 2011

Chile y la guerra de cien años, por Joaquín Fermandois.


Chile y la guerra de cien años,

por Joaquín Fermandois.

Tras ser un poco tironeados por gobiernos latinoamericanos que habían hecho de la decisión de reconocer formalmente a la Autoridad Palestina como el gobierno de un Estado constituido un ademán de ser partes de una política mundial, Chile sopesó la conveniencia de sumarse al evento diplomático.



Israel, y detrás Estados Unidos, se opone con vehemencia a que se reconozca oficialmente al gobierno de Abbas, con el argumento de que interferiría en las negociaciones de paz de Israel con Palestina. El problema es que el conflicto es una auténtica "guerra de cien años", ya que hacia el 1900 comenzaron encuentros armados entre ambas comunidades, árabe y judía. Todo ello provisto de ardor y de fines absolutos: los judíos bajo la sombra del Holocausto (en lo que nada tuvieron que ver los árabes); y el mundo árabe e islámico, donde bajo palabras de paz de la boca para afuera, late bajo la piel el anhelo de la inexistencia de Israel como estado. Para el mundo entero hay un desfiladero al infierno, ya que Israel es potencia nuclear e Irán lo será muy luego, si es que ya no lo es. Como se dice, un polvorín.

¿Por qué es un dilema para Chile? Poseemos una ligazón íntima con ambas partes a través de sus descendientes. Existe un elemento de justicia. Si Israel llegó a existir y ser reconocido por la ONU, es de suyo que Palestina iba también a ser alumbrada. Nuestras relaciones con Israel han sido estrechas, si bien Chile siempre ha participado de las resoluciones internacionales que sólo reconocen las fronteras que existían al estallar la Guerra de los Seis Días en 1967. En términos jurídicos, nadie ha reconocido los actos expansionistas de Israel en la Margen Occidental, ocupada desde esa guerra, casi todos insensatos además. Sólo posee legitimidad la retención del Muro de los Lamentos (por desgracia difícil de delimitar con los templos y lugares sagrados islámicos) y un antiguo barrio judío del Jerusalén Oriental. Hay también que tener en cuenta las legítimas preocupaciones de seguridad, ya que tiene que vérselas con vecinos que no lo reconocen como nación. Para que todo entre en el cuadro, no se puede dejar innominado el hecho de que Israel es la única auténtica democracia y Estado de Derecho en la región, aunque ello no se manifiesta en la zona ocupada.



Como tampoco se pueden cortar todos los puentes hacia una solución pacífica, para que Israel conserve algunas colonias producto de la expansión, debería haber un canje territorial que fuera una compensación real a Palestina. El primer ministro israelí Ehud Barak efectuó el 2000 una suerte de "Charaña", la máxima oferta posible, pero fue rechazada de plano por Arafat, quien en el fondo perseguía el exterminio de Israel. La afirmación de las fronteras de antes de la guerra del 67 no debe obstar para dejar abierta esta minúscula ventanita de esperanza de negociaciones serias. Ello debería estar claro en el reconocimiento que han efectuado los estados latinoamericanos. No es porque desde acá se pueda influir en el proceso, sino porque una posición que implicara exclusiva condena de Israel sólo reafirmaría la intransigencia, amén de no ser justa.

Lo peor, en temas como éste, sería seguir la estela de algunos países sudamericanos que se ejercitan en este campo como forma de dar un palmazo agazapado contra EE.UU., bajo el manido argumento de que se debe ser "independiente de la hegemonía". Mal está que Washington a veces sea rehén de algunas políticas israelíes; no sería bueno que nosotros seamos rehenes dependientes del antinorteamericanismo vulgar. Mostremos estilo, una pizca de originalidad y un mucho de sensatez como testimonio de real maduración.





Nota de la Redacción:

Nuestros termocéfalos izquierdistas defendieron arduamente la formación del Estado de Palestina, pero, durante los 20 años que fueron Gobierno no dieron un solo paso real que implicara su reconocimiento ni que implicara un apoyo real a la causa palestina.