( MEO usa la Bandera Nacional en su campaña,
de manera oportunista, la calificó de asquerosa.)
Somos prisioneros de nuestras palabras.
Sin duda alguna cuándo Marco Enríquez-Ominami Gumucio hizo declaraciones a la Revista Cosas, en Junio de 2003, y reiteradas en Diario La Nación en Septiembre de 2004, no pensó que tenía algún futuro político y de haberlo pensado la lengua le traicionó mostrando una cara anti nacional propia de las ideologías internacionalistas a las que se haya adscrito, lo que sin duda demuestra el decir popular que califica a la lengua de “loca”.
Ante la pregunta ¿Cuál sería el mayor rasgo de la chilenidad?, el hoy candidato Presidencial respondió sin arrugarse, Amar esa bandera asquerosa y el escudo que es espantoso y los símbolos patrios, y sobre el lema de nuestro Escudo Patrio dijo, "ya da vergüenza hacer teorías sobre el lema. Lo más grave es el amor a la chilenidad. En nombre de Chile, en nombre de la bandera, se hizo tortura en la dictadura, se censura en televisión, se hace cuanta estupidez hay".
“En nombre de Chile no voy a profesar ninguna religión, ni ninguna idea. ME REPUGNA PROFUNDAMENTE LA SEMANA DE LA CHILENIDAD”., aseverando que si va a las fondas es por “por oportunismo y por utilitarismo cuando hay que hacer campaña. En una fonda sólo veo votos, el resto me parece una pila de curados. Lo que han inventado las fondas, es ‘coma mierda y páselo bien’. Calificó como una tragedia ser chileno y dijo que habría preferido ser italiano.
Creemos que el postulante a la Primera Magistratura trata de sacarse el pillo al afirmar, hoy claro en campaña, “ nadie que no ama a su país quiere ser presidente" ni que "No me importa el mensajero, me haré cargo de lo que dije, no tengo miedo a decir la verdad, no me representan esas entrevistas, como otras sí", o afirmar que “ha cambiado de ideas”, ni mucho menos acusar que se trata de una maniobra de sus adversarios.
Lo concreto es que este “joven idealista”, que está de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo, que ha manifestado voluntad de entregar parte de nuestro territorio a Bolivia, que admira a Fidel Castro y a Hugo Chávez, que nos ofrece un programa soso, en el que vemos puros enunciados y ningún planteamiento de soluciones, ha faltado el respeto a los chilenos y en sus palabras nos demuestra que nuestra Patria le sigue importando muy poco.
Vamos a usar palabras del mismísimo marido del “rostro” de Televisión Nacional, la periodista Karen Doggenweiler, de cuya imagen se ha colgado para hacer campaña, que sentimos asco y repugnancia con su postulación, que aunque creemos que todos tenemos derecho a modificar nuestras posiciones, estos cambios deben estar circunscritos a cambios razonables, pues los “bandeos” con el de este personaje solo indican un oportunismo inaceptable.