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viernes, 18 de septiembre de 2009

Mejor Estado es el camino, y más libertad es el destino.



90 días a la gloria o la angustia,
Por Sergio Melnick.

Lo que es, es, reza el dicho español. Cinco fueron los candidatos que finalmente quedaron en la pista: Piñera, Frei, MEO, Arrate y Navarro, en el orden en que llegarían si la elección fuese este domingo. Como nunca, quedaron muchos en el camino. Recordemos que la contienda se inició a muy poco andar del actual gobierno, dada su elocuente incompetencia y suma de errores: sus logros en 4 años, llenos de recursos como nunca, serán simplemente mediocres.

Quedaron el en camino en esta ocasión Longueira, Trivelli, Jiles, Alvear, Farkas, Bitar, Hirsch, Insulza, Lagos, Gómez, Zaldívar. Esto no es trivial y debemos aprender de ello. Algo serio está pasando en Chile. Algo le quiere decir la población a la Concertación, ya que la mayoría de los candidatos están a “ese lado” de la ecuación. Y ello es simple: su tiempo se acabó, debe reinventarse si quiere seguir gobernando. Es tiempo de cambio, y ésa es precisamente la única bandera que ya no representa la Concertación. Simplemente, después de 20 años nadie lo creería. Por ello apreciamos el fenómeno MEO, una herida mortal para el conglomerado, que ha luchado contra una casta directiva aferrada al poder.

Por ello, ésta no será una contienda de ideas, como se espera en una democracia real. Será lisa y llanamente una contienda de poder y, por ende, de fuertes pugnas, serios ataques y maniobras, y obviamente de emociones. Los famosos “programas de gobierno” son más o menos irrelevantes y sólo operan como música de fondo. Las personalidades y particularmente los símbolos, serán la clave de esta contienda.

La Concertación tratará por todos los medios de rescatar los símbolos del «sí» y el «no», la dictadura versus la democracia. Pero eso no funcionará y quizás hasta les opere al contrario. La Coalición por el Cambio levantará probablemente el símbolo del ¡basta ya!, es tiempo de dejar el pasado atrás y mirar al futuro. Basta de senames, conadis, efes, transantiagos, mop-gates, cárceles mal licitadas, registrazos civiles, mirages y leopards, delincuencia galopante, crisis de hospitales, remedios con fecas, y cientos de cosas que simplemente no funcionan. Y no funcionan básicamente por incompetencias de gestión, no por falta de recursos: tiene razón Bachelet, no da lo mismo quien gobierne.

La Concertación se aferra con dientes y uñas al Poder Ejecutivo y hará lo legítimo e ilegítimo para quedarse ahí. Su forma de vida y el sustento de demasiados están en juego. En ese camino de los símbolos, han tratado de proponer una especie de superioridad moral respecto a sus opositores. Bachelet llegó a decir que “la derecha no se atrevía a mirar a sus hijos a los ojos”, lo que es una vergüenza en la boca de un Mandatario, que se supone gobierna para todos. Más aun para quien ha avalado moralmente a las dictaduras comunistas y que ha corrido a besar la mano de Castro en Cuba. También dijo que la derecha temblaba cuando la izquierda salía a la calle; eso es cierto, es cosa de ver la violencia.

Hoy la Concertación ya no construye. Su discurso se remite a “evitar por todos los medios posibles que la derecha llegue al poder”. Se lo escuchamos a diario a sus dirigentes emblemáticos. Para ello simplemente le mienten a la población.

Escuché a Auth decir que la actual opción era entre la democracia o la vuelta a los autoritarismos del pasado. Eso es ser un sinvergüenza. Escuché a Latorre decir que si salía Piñera se acababan los programas sociales: otro que ya no siente vergüenza de mentir. Todo esto es curioso, porque la idea de la red social fue acuñada en “la dictadura”, donde se diseñaron las mejores herramientas técnicas para trabajar políticas sociales eficaces y eficientes, que se siguen usando hoy. En esa misma época se organizó la institucionalidad para poder producir, generar empleo y estabilidad social, el gran modelo que le ha permitido a la Concertación gobernar por 20 años.

¿Y cuál es la respuesta simplista de Frei? Más Estado, como si éste fuese una especie de varita mágica que trae soluciones. ¿Será un Estado como el cubano, Corea del Norte o Libia? Si ni siquiera pueden administrar bien el que hay, ¿cómo sería con un aparato público mayor aun? Las leyes y decretos no resuelven los problemas, sino las ideas y esfuerzo de millones de personas con mayor libertad y capacidad de emprendimiento.

Más Estado es un error conceptual grueso. Mejor Estado es el camino, y más libertad es el destino. La Concertación no conoce ese camino. Diciembre será simplemente dramático.