Cifras electorales
Poco halagador resulta el análisis de la participación popular en las ultimas elecciones Municipales, de los 12 millones de chilenos que cumplen los requisitos que les habilitan para ejercer el derecho a elegir “Autoridades”, solo hay unos 8 millones que se encuentran inscritos en los Registros Electorales, de los que solo sufragaron solo unos 5,6 millones de ciudadanos.
La clase política sin duda debiera sentirse alarmada por estas cifras que solo pueden implicar una clara repulsa a la manera en que se ejercen las labores públicas y son el inevitable resultado del desprestigio, auto inferido, de una actividad que debiera ser noble y bien evaluada por la ciudadanía. Participaron de esta “fiesta de la democracia” menos de la mitad de los posibles votantes.
La indiferencia, el descrédito, la falta de coherencia, los engaños, el populismo, la excesiva farandulización de la actividad pública ha alejado a más de la mitad de las personas con capacidad de definir los resultados, según nuestra visión, incluso restándole legitimidad a quienes resultan electos por lo que claramente es una inmensa minoría ciudadana.
Si de dilucidar quienes son mayoría, atributo con el que se visten muchas de nuestras autoridades, debemos deducir que hemos construido una perversión del sistema democrático, en la que por falta de incentivos a los ciudadanos, es más fácil para algunos conseguir esas febles mayorías de los participantes, y que claramente no representan a nuestro pueblo.
Creemos que estas cifras que desnudan la situación deben hacer reflexionar a las “clases dirigentes” y de una vez por todas aprobar las reformas necesarias a
El padrón electoral, además de pequeño, se ha ido envejeciendo de manera dramática para quedar en “manos” de los grupos más politizados, lo que como es obvio deja al país en manos de pequeñas minorías de audaces, que destinan todos sus esfuerzos a buscar el apoyo de grupos cautivos, cerrándole, con un portazo feroz las posibilidades a cambiar la situación.
Algunos grupúsculos de izquierda, apoyadas por el gritería del oficialismo, reclaman que el sistema es excluyente, por que ellos no logran conseguir representación, olvidándose de manera vil de la verdad, no han sido capaces de llegar a la gente con propuestas creíbles, realizables y que den a la ciudadanía la seguridad de respeto a los compromisos adquiridos a cambio de nuestros votos.
Reencantar a la ciudadanía es una necesidad imperiosa, llevar a la política a los mejores es de vital importancia para recuperar el prestigio de una actividad, dándole la necesaria seriedad y respetabilidad, lo que se logra legislando para sancionar a quienes no cumplan sus deberes y sus promesas.