¿A qué le apuesta Ingrid Betancourt?
Por Luis Alberto Villamarín Pulido
Resulta sintomático por no denominarlo oportunista, el sainete que Ingrid Betancourt vino a montar en Latinoamérica, después que sucedieron varios eventos relacionados con la paz y la guerra en el país, todos ellos influyentes en la próxima elección presidencial.
No es gratuito que la por siempre oportunista y obsesiva señora, salga de asistir en Madrid a una marcha que se convirtió en un disimulado acto politiquero en favor de su nunca ocultada intención presidencial, preciso dizque a hablar con todos los padrinos abiertos y soterrados de las FARC en Latinoamérica, y !que casualidad!, cuando preciso
Ingrid no viene a convertirse en la canciller de los secuestrados en poder de las FARC, para que los terroristas los liberen antes de navidad. Eso es tan ingenuo, como pensar que César Gaviria, no anda en el mismo embeleco de ser otra vez presidente, sin importar que ya fue bien mediocre en ese cargo
O que hasta Pastrana, Samper y Belisario, tres vergüenzas para Colombia en el solio de Bolívar, también quisieran repetir, cuatrienio y hasta ocho años mas en el Palacio de Nariño.
Ingrid Betancourt, destapó las cartas muy temprano cuando se fue a hacer lobby a Francia, a decirles a los franceses que Sarkozy es la octava maravilla del mundo, que fue gracias a ese gobierno que la liberaron, y por ende recibió la inmerecida Legión de Honor, con el complemento del acto circense de Michel Bachelet, que tuvo la audacia de proponerla para Premio Nobel de Paz, sin que reuniera el mas mínimo requisito para el efecto.
Lo que si sabe Ingrid, pero parece no importarle en aras de cosechar réditos politiqueros individuales, es que poner a los gobiernos pro terroristas de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Brasil, Bolivia o a los solapados de Argentina, Chile y Paraguay, dizque a mediar por la liberación de los secuestrados, es volver al pantano.
Es regresar atrás al estúpido cuento chino de la zona desmilitarizada de Pradera y Florida; es volver a revivir el complot que habían montado Correa, Chávez, Teodora Bolívar y las FARC, en torno al acuerdo humanitario, con el amañado acompañamiento de los mandatarios pro terroristas, y de inmediato el reconocimiento masivo de estatus de beligerancia, embajadas, financiación de Chávez a las campañas de los comunistas e instalación de un gobierno títere del chavismo, para luego implantar una dictadura comunista, o llevar a Colombia a una impredecible guerra civil.
Una cosa es el genuino deseo que tenemos todos los colombianos de ver libres al coronel Mendieta, a los demás militares y policías secuestrados, y en general a todas las personas que los terroristas de las FARC, han privado de la libertad. Pero otra cosa muy diferente es jugar con candela, y dar respaldo insensato a los intereses politiqueros de Ingrid Betancourt, Luis Heladio Pérez como mandadero de las FARC con el mismo cuento chino, y de Fidel Castro por medio de sus peones Hugo Chávez y Rafael Correa.
Lo que debiera hacer Ingrid Betancourt, en lugar de estar politiqueando con ideas tan descabelladas como la de hacer esa convocatoria internacional -algo tan absurdo como su estupidez funcional cuando a conciencia fue al Caguán a buscar que la secuestraran- sería mas bien, dedicarse a viajar por el mundo, para contar en todos los escenarios políticos y académicos, la verdad del terrorismo fariano, y, a buscar una condena y una presión sin par, para que los bandidos liberen a los secuestrados, depongan las armas y dejen a Colombia en paz..
Ingrid debiera dedicar su tiempo a pulir el relato de su libro, y contarle al planeta entero, las barbaridades que han cometido los comunistas y su brazo armado en aras de esclavizar a Colombia. Debería aprovechar la ocasión para recomponer las maltrechas relaciones interpersonales que tiene con Clara Rojas, a quien convirtió en víctima circunstancial de su pataleta de niña malcriada.
Debería aprovechar la ocasión para pedir el perdón colectivo del pueblo colombiano, pues debido a su estulta arrogancia, las FARC la convirtieron en una joya de la corona, y de no ser por el talante y el carácter de acero del Presidente Uribe, Colombia como nación hubiera colapsado en la marea de trampas y ardides, que se traían entre manos, las FARC, Chávez, Teodora y demás especimenes complotados contra Colombia.
Es muy sencillo: Si Ingrid Betancourt no hubiera ido a politiquear al Caguán con la pataleta que entraría a San Vicente, más con el deseo de causar impresión mediática, que con la sensatez de persona hecha y derecha que busca soluciones de fondo a un problema tan grave como la violencia comunista; ni Colombia, ni el presidente Uribe, ni los colombianos, ni la historia patria, hubiéramos tenido que soportar la patanería, y el irrespeto de tres bufones como Hugo Chávez, Daniel Ortega y Rafael Correa.
Es hora también que los medios de comunicación, maduren y dejen de dar tanto protagonismo mediático a quien solo merece un severo juicio ético, político e histórico, por haber cometido un error tan infantil como irresponsable.
La opinión pública colombiana está lo suficientemente crecida y madura, como para que venga alguien a distorsionar las realidades. Ingrid Betancourt no quiere la liberación de los secuestrados. Actúa igual que Chávez y las FARC. Lo de menos son las víctimas. Lo importante para ellos tres, es sacar réditos politiqueros en el futuro inmediato, por medio de una eventual liberación.
Es apenas lógico de suponer que el Presidente Uribe, muy juicioso y certero en sus apreciaciones, ya habrá dado esta misma lectura, al calculado interés humanitario de Ingrid Betancourt, e igual que cuando Teodora se regó en prosa por todo el continente, dejará que hable y vocifere, pero no permitirá que la soberanía nacional sea manoseada por los mandaderos de Fidel Castro.
Por otra parte, es de suponer también que el electorado colombiano ya ha madurado más, y no permitirá que lo induzcan por caminos de caras agradables como las de Pastrana, o promesas como las de Noemí, o marrullas como las de los dos Gavirias, etc…
Colombia necesita continuidad firme y decidida de la estrategia de seguridad democrática, con una visión clara de inversión social y desarrollo sostenible.
No se requiere acompañamiento internacional para resucitar el descompuesto cadáver político de las FARC. Se requiere participación internacional para cerrar todas las puertas de apoyo al terrorismo, y para que traigan inversión en moneda contante y sonante, en las zonas que el gobierno le ha quitado o le vaya quitando a los terroristas.
Si Ingrid viene a eso, a quitar cualquier rótulo político a los secuestradores y buscar vinculación internacional al desarrollo del agro, bienvenida sea. Si no es así, es mejor que se quede en Madrid o en París, dedicada a revivir recuerdos muy personales con Dominique de Villepan, y concentrada a hablar en los corrillos politiqueros de su rabia en el corazón y de los secretos que según ella misma dijo, dejó en la selva.
Colombia necesita quien aporte soluciones a los problemas, no personas que encuentren problemas a cada solución. Es necesario terminar el trabajo que inició Uribe. Es perentorio decirlo sin ambages, que Ingrid Betancourt, ni tiene la estatura mental para ese reto, ni la capacidad, ni los antecedentes suficientes para gobernar a Colombia.
Que estuvo secuestrada y fue víctima de su propio invento, es algo muy doloroso, pero de ahí a que tenga el carisma y el talante para sacar a Colombia del atolladero en que lo han sumido politiqueros como ella, hay un enorme trecho por recorrer….
(Tomado de http://www.lahistoriaparalela.com.ar)
Nota de la Redacción:
Hemos reemplazado el comentario de nuestro Director por considerar que esta nota es muy clarificadora sobre la manera en que el terrorismo utiliza sus piezas para poner en jaque a nuestras sociedades. Nosotros ya habíamos destacado en ediciones anteriores las dudas que nos merecen las actividades de Betancourt y la manera que es usada para legitimizar al extremismo armado.