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miércoles, 13 de octubre de 2010

Prevención, por P. Raúl Hasbún .


Prevención,

por P. Raúl Hasbún.

Acaba de celebrarse el Día Mundial de Prevención de Embarazos en Adolescentes. Chile exhibe una de las tasas más altas en esta materia. ¿Es bueno? Si es malo ¿cuáles son los remedios?

Una vida humana ya concebida es buena y ha de ser bienvenida, cualquiera sea el modo o momento de su concepción. Además Chile ya está por debajo del umbral de reemplazo generacional en cuanto a crecimiento demográfico, lo que trae secuelas negativas en la productividad, la pensionalidad, la seguridad y la creatividad nacional.

Es bueno que una adolescente acepte el hecho de su embarazo y destierre la sola tentación de ponerle fin criminalmente. Ser madre la gratifica, la realiza como mujer, la valida socialmente en su entorno y la pone en situación de requerir beneficios legales.

No es bueno que el niño llegue a nacer desprovisto de una familia biparental, donde encuentra el marco cálido, formativo y protector que asegure su adecuado desarrollo y que lo trate conforme a lo que es : don y tarea, regalo y misión. Tampoco es bueno para Chile : su núcleo fundamental y el yunque en que se forja su futuro, es la familia, sólidamente estructurada sobre el matrimonio.

Los remedios preventivos y curativos que serán propuestos, cuando no impuestos, pasan por la masificación de anticonceptivos, incluyendo en tal categoría la píldora del día después. Navegan a contracorriente de la experiencia: más anticonceptivos, más embarazos no deseados, más tendencia a masificar de hecho y luego de derecho el crimen del aborto.

El remedio por excelencia, probadamente eficaz, es la educación. Educar a la sexualidad responsable, es decir, racional, humana. La niña-mujer no es conejita, ni gatita, ni perrita: es un Templo. Allí ha puesto su morada el Dios que es Amor, el Dios que es y da la Vida. Ese templo es sagrado y no admite intrusos ni curiosos ni depredadores. La niña-mujer debe comprenderse y autoeducarse, y enseñar a los demás a mirarla y respetarla en su calidad de Templo, y exigirse ella misma sabia reserva, vigilante pudor, racional señorío sobre instintos y pasiones. Su castidad, su virginidad no son un lujo utópico o ideal impracticable: expresan su humana y femenina vocación a reservarse íntegra, para el único, para siempre. Y el varón la mirará y la respetará al ritmo de lo que ella evidencie pensar de su propia estima y misión.

Los padres de familia son los primeros y principales educadores de sus hijos, también en el ámbito de la sexualidad. Su colegio nada puede hacer en esta materia sin el conocimiento y explícito consentimiento de los padres. Y los medios de comunicación social no pueden invadir ni sustituir esta responsabilidad irrenunciable, generando un clima de erotización y banalidad sexual. Pensemos y actuemos en serio: la clave, el remedio preventivo, es la educación

Tomado de http://viva-chile.cl/2010/10/prevencion/