Promocione esta página...

jueves, 21 de octubre de 2010

Estado victorioso y ¿vanidoso? , por Gonzalo Rojas Sánchez.

Estado victorioso y ¿vanidoso? ,

por Gonzalo Rojas Sánchez.

Esta vez la victoria ha sido del Estado. Aplicando la subsidiariedad activa -simplemente porque los particulares no estaban en condiciones de rescatar a los 33- la maquinaria estatal y paraestatal conjugó sus mejores esfuerzos y se logró un resultado exitoso y ejemplar. Gobierno, ingeniería, salud y comunicaciones fueron las áreas más visiblemente comprometidas, aunque sería injusto olvidar a alguna de las restantes fibras del aparato estatal.


Pero ahora viene el problema, porque la expresión "esto nunca más volverá a suceder" (referida al accidente, por faltas de seguridad) puede tener muchas lecturas.


Una de ellas está sólo tácita, pero puede cristalizar fácilmente en la mentalidad de los chilenos: como todos los empresarios incurren en faltas de esta naturaleza, hay que fiscalizarlos aún más. Más control preventivo, más control regulatorio, más sanciones y más graves... ¿Del gobierno de los gerentes al de los superintendentes? El peligro está flotando en el ambiente, es una de esas sensaciones difusas pero que decantan fácilmente, porque si ha habido villanos en toda esta epopeya, esos han sido los empresarios.


¿Solamente los dueños de la mina? No, es en general la imagen del emprendedor la que ha sido dañada, menoscabada, primero por quienes incurrieron en las faltas específicas que tocará a la justicia investigar y, después, por aquellos que en cuanto pueden lesionar la libre empresa, no dudan en disparar de minero a agricultor, de transportista a industrial, de comerciante a sostenedor. De chincol a jote.


¿Quiénes están en campaña contra el libre emprendimiento? Obviamente, ciertos parlamentarios en las izquierdas, para quienes el rescate trabó su lógica confrontacional, perfectamente planeada a partir de 33 muertes que daban por selladas. Después, esos medios que han titulado e informado sólo en una línea: ser minero es bueno, pero ser empresario de la minería es malo.


Hasta ahí, lo de siempre, conocido, repetido.


Pero la novedad podría venir de ciertos actores gubernamentales y de algunos parlamentarios de la Alianza. La tentación, más allá de sus convicciones, de ser populistas y estatistas por unos días o meses, puede rastrearse desde el mismo 13 de octubre en adelante. Empujados por la victoria del Estado, podrían querer implicarlo en modos y volúmenes desproporcionados.


Esas señales le causarían un enorme daño al espíritu emprendedor de los chilenos, incluidos paradójicamente los mismos 33. Porque más que nunca se necesita revitalizar la imaginación y la capacidad de arriesgarse de miles de jóvenes que legítimamente quieren emprender. "¡Cuidado, háganlo bien!", les debe decir el Estado. Pero "¡Cuidado, Estado: déjelos hacer!", puede pedir la sociedad.


Tocqueville percibió que todo podía frustrarse si el Estado se envanecía. Lo imaginó en democracia, pero hipertrofiado, gigantesco: "Trabaja en su felicidad, mas pretende ser el único agente y el único árbitro de ella; provee a su seguridad y a sus necesidades, facilita sus placeres, conduce sus principales negocios, dirige su industria, arregla sus sucesiones, divide sus herencias y se lamenta de no poder evitarles el trabajo de pensar y la pena de vivir. De este modo, hace cada día menos útil y más raro el uso del libre albedrío, encierra la acción de la libertad en su espacio más estrecho, y quita poco a poco a cada ciudadano hasta el uso de sí mismo".


Qué lejos estamos de esa terrible profecía. Pero qué poco la conocen algunos como para evitar dar siquiera un paso en esa dirección.


Sí, esta vez la victoria ha sido del Estado, pero si a futuro no es prudente en su actuación, la derrota podría ser de todo el país.