La real Academia de la Lengua define a un vocero como “Persona que habla en nombre de otra, o de un grupo, institución, entidad, etc., llevando su voz y representación”, que es ni más ni menos la función que realiza el Ministro Secretario General de Gobierno don Francisco Javier Vidal Salinas.
Su vocería, generalmente estridente, polémica, beligerante, confrontacional, además de corresponder a rasgos de personalidad propios, son la expresión de la cara que quiere mostrar la Administración de la Presidente Michelle Bachelet Jeria.
Sus destempladas intervenciones, que provocan las molestias de amplios sectores de nuestra política y de la sociedad toda no son un capricho personal, son el resultado de una estrategia maquiavelica que entiende de las ventajas del dividir para reinar.
Sus permanentes descalificaciones, a casi todo lo que se mueve, son el resultado práctico de un Gobierno que está conciente de haber llegado al poder en base al engaño y la reacción normal al pánico que les produce perder las posiciones de poder que han alcanzado.
Hasta el momento la formula les ha resultado provechosa, con este estilo beligerante han logrado apartar la mirada ciudadana de los inmensos problemas que nos aquejan y han conseguido que discutamos sobre temas secundarios en subsidio de los reales.
El sistema, quien puede dudarlo, les ha rendido frutos, mantienen a los emprtesarios peleados con los trabajadores, a la oposición y los Sindicatos atareados en temas subalternos, mientras la corrupción sigue infestando peligrosamente al país.
La adminitración de los dineros publicos ha sido, por decir lo menos descuidada, poco prolija, las designaciones públicas se han atenido rigurosamente al cuoteo, la honestidad no ha sido la cualidad descollante de nuestros Gobernantes.
La cesantía, endémica por cierto, la mala calidad de la educación, las deficiencias de la salud, los altos impuestos que pagan las personas, la inseguridad pública, el feroz avance de la delincuencia, la ineficiencia de la Justicia son algunos de los temas que han evadido.
Las promesas incumplidas de la Mandatario, y de los cuatro Gobiernos del oficialismo, la permanente oferta de nuevas soluciones, que por cierto nunca llegan, sirven de distractivo util al plan de negocios que ha instalado la concertación para apernarse en el poder.
Nadie puede discutir que Vidal es un pesado, pero hay que reconocerle una gran eficiencia en disolver las capacidades nacionales de autodefensa y en mantener al país dividido, por lo tanto debilitado.
Pero apesar de todo lo anterior no cometamos el error de culpar la “recadero” por el mensaje que está entregando, la responsable de lo que sucede en el paí es la Primer Mandatario y la corrupta concertación que la acompaña en el poder.