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jueves, 12 de febrero de 2009

Muere Eluana, se enciende el debate.


Muere Eluana, se enciende el debate.

Sin duda los temas valóricos están en el debate, sobre todo después de la desconexión de Eluana Englaro, que falleció este lunes como resultado de un “paro cardiorrespiratorio provocado por la suspensión del suministro de agua para la hidratación de su cuerpo.

Esto es lo que el padre de la muchacha ha calificado “suspensión de una vida artificial”, alegando que ella “no quería” que la mantuvieran en esta condición, por lo que simplemente pidió a la Justicia la autorización de negarle alimentación y agua.

Eutanasia, muerte asistida, condena a muerte son tres formas de explicar una situación que legalmente se debe describir como homicidio, pues a una persona postrada e indefensa se la mató de hambre y sed.

Sin duda, a pesar de que la Policía informó que no había habido anormalidades en el fallecimiento de Eluana, lo que nos parece sorprendente, resulta claro y evidente que se transgredió la Legislación italiana que prohíbe dejar morir de hambre y sed a los enfermos.

La Iglesia Católica ha expresado claramente su opinión respecto a este caso, la muchacha no falleció a causa de una enfermedad y ha afirmado categóricamente que la extinción de la vida fue inducida por la intervención de terceros.

Extraño, por decir lo menos, nos parece que este procedimiento sea apoyado por quienes se auto declaran como progresistas, que además son opositores a la aplicación de la pena de muerte a delincuentes peligrosos, pero, que avalan este crimen alevoso.

Todas las máquinas que sustentan artificialmente la vida pueden ser desconectadas “para el mejor morir del paciente”, pero negarle la alimentación indispensable y la hidratación imprescindible es un crimen de lesa humanidad.

Curioso nos suena el silencio de las organizaciones “humanitarias” que lucran con la defensa de los derechos humanos que han permanecido en un ominoso mutismo ante la barbaridad cometida con el aval del padre y autorizada por los Tribunales.

Eluana Englaro es una víctima más de la siniestra y criminal mentalidad “moderna”, que al igual que el Nazismo alemán trata de seleccionar a los más fuertes para la vida y elimina a millones de indefensos nonatos con el aborto.

Estamos ciertos que esta bella joven italiana ha sido recibida en el Reino de Nuestro Padre Celestial, donde recibirá el amor y los cuidados que la deshumanización de la humanidad le han negado miserablemente.

Hay sujetos, como el padre de Eluana, o los jueces que le dieron la razón, que creen estar a la altura del Creador y utilizando mal sus supuestas potestades, condenaron a esta a morir, demostrando una soberbia inconmensurable.
Los políticos, con la excepción de Berlusconi, llegaron tarde, ayer el Senado aprobó una moción que prohíbe dejar sin agua y alimentos a los enfermos, demasiado tarde, hacía algunas horas que la joven había fallecido.