Tratan de robarse hasta nuestros recuerdos.
No lo dudéis ni un segundo, no pretendemos vivir anclados al pasado, que aunque glorioso y provechoso es solo un hito en la historia reciente de nuestra Patria, pero, lo anterior, no debe dar paso a que podamos aceptar la burda falsificación que se ha hecho del proceso vivido o que algunos aprovechadores se quieran vestir con ropajes que evidentemente no les corresponden.Nos han tratado de convencer que “ellos”, con una presunta lucha heroica, en la que disparaban desde las sombras contra nuestros Soldados y Policías, recuperaron la democracia, en circunstancias que todos sabemos, o debiéramos saber, que se cumplió a la letra el itinerario previsto en la Constitución del 80 y se entregó el poder sin obstáculo alguno.
Hoy nuestra Constitución, que aunque ha sido mutilada por reformas interesadas, sigue siendo un documento vigente, que ha dado gobernabilidad al país y que defiende los derechos ciudadanos de manera bastante eficiente, a pesar de las continuas modificaciones con que han tratado de esterilizarla y convertirla en letra muerta.
Este compendio de derechos y deberes, perfectamente estructurado y jurídicamente impecable, ahora lleva la firma del ex Presidente Ricardo Lagos y sus Ministros, en un claro intento de apropiación indebida de la autoría de una Carta Magna, que de no ser por la ceguera política, simplemente debiera llenar de orgullo a todos los chilenos.
Nos tratan de convencer que el éxito actual del país, inserción política internacional y comercial, son obra de los Gobiernos de la concertación, aparentemente olvidando que sus predecesores, la Unidad Popular, dejaron al país destrozado, política, social y económicamente, y que lo que hoy tenemos es el resultado indiscutible del Gobierno Militar.
Los chilenos, nadie lo puede dudar, hemos sufrido una enormidad como resultado de experimentos políticos fracasados, como el de Allende, por el alto costo que tuvo la reconstrucción del país y por el ataque cobarde del internacionalismo izquierdista que desató sus odiosidades con demenciales acciones terroristas.
Creemos, y pensamos que no nos equivocamos, que el pueblo chileno completo debiera ser indemnizado por el desastre provocado por la Unidad Popular de Allende y los inmensos sacrificios que debimos afrontar para lograr sacar al país del pozo en que lo dejaron sumido, desterrando, de paso, los odios irracionales que se sembraron.
No claudicaremos en la necesidad de recuperar la verdad histórica, pues no estamos dispuestos a convertirnos en cómplices de esta mascarada, a la vez que no cejaremos en nuestra lucha por lograr que los Uniformados, de las tres Ramas de la Defensa Nacional y Carabineros, sean sacados de las vengativas mazmorras en que los ha enterrado la concertación.
Tampoco consideramos moral, mirar para el lado como lo hacen muchos de nuestros compatriotas, ni dejar que quienes provocaron la desgracia de nuestro pueblo se pretendan disfrazar con pieles de oveja ocultando sus agudos dientes de lobos totalitarios, con los que ante cualesquier oportunidad no dudarán en tratar de aherrojar nuestras libertades.
(La imagen que ilustra esta nota ha sido “robada” de
http://flipaencolores.blogspot.com/2008/01/robo.html)