El escándalo de los beneficios comedidos a presuntas víctimas de la “dictadura” amenaza con convertirse en un vendaval de denuncias por los abusos que fresco linees han cometido al amparo de los gobiernos y partidos de la coalición de Gobierno.
Ya no son solo algunos aparecidos, ya se sabe de presuntos torturados “mulas”, cien mil presuntos exonerados inexistentes, que simplemente han saqueado las arcas Fiscales y han abusado del pueblo chileno obteniendo beneficios pecuniarios por situaciones inexistentes.
La situaciones que se han venido sabiendo son graves, pues además de configurarse delitos de calumnia, simulación de situaciones, fraude al Fisco, estafa a la ciudadanía, se demuestra, a las claras, la falta de ética y moral de los sectores oficialistas.
Los beneficios obtenidos de forma fraudulenta, que según las denuncias ascenderían a varios miles de millones de pesos, implican, además del desangramiento del tesoro público, una flagrante estafa a la ciudadanía y una asquerosa complicidad a la falsificación de nuestra historia.
Considerar que todas las personas que tengan antecedentes sobre estas situaciones irregulares deben denunciarlas a los tribunales de Justicia o a la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados a fin de que se haga una profunda investigación.
Junto con esto Juzgamos imprescindible la iniciación de una campaña de recuperación de nuestra historia reciente, grotescamente falseada, que ponga en la balanza de las responsabilidades a todos los sectores políticos y ponga en el contexto real los sucesos de violencia en el país.
De no hacerse este último ejercicio, imprescindible para sanar los espíritus, además de aceptar la negación de la Justicia a quienes hoy son injustamente perseguidos, nos ponemos en una situación de propensión a tropezar nuevamente con la misma piedra.
No nos parece lógico, ni normal, que quienes destruyeron el país y lo llenaron de odios irreconciliables estén pasando “piola”, mientras quienes reconstruyeron nuestra Nación, dándole las posibilidades de futuro, estén arrinconados en las mazmorras oficialistas.
Tampoco nos parece racional la absurda pretensión de quienes exacerbaron la violencia, utilizando el terrorismo en sus intenciones de hacerse del poder, de convertirse en censores de la sociedad, mucho menos el intento vergonzoso de transformarse en víctimas.
Chile perdió a muchos de sus hijos como resultado de la intentona revolucionaria de Allende, que incluso provocó un golpe de Estado para evitar que nos tiranizaran, entre cuyas victimas hay gente de ambos lados de la vereda política.
Nos parece asqueante constatar que en la desfiguración histórica realizada se haya establecido que hay victimas de primera categoría, los de izquierda, que son beneficiarios de todas las reparaciones publicas, y de segunda categoría, los nuestros, que solo reciben insultos y descrédito.
Violenta nuestro sentido de Justicia ver como a los Militares se les niega el debido proceso, se les aplica normas inexistentes en nuestros códigos y ver que Jueces inmorales usan estas causas para conseguir ascensos en su carrera forzando procesos impropios.
