Han pervertido la democracia.
La democracia, para no ser solo una parafernalia electoralista, requiere de poderes independientes, con capacidades “similares” y una fuerte fiscalización a quienes ejercen las funciones de poder, los que no deben nunca olvidar que son solo representantes o empleados de la ciudadanía.
En Chile tenemos una fuerte concentración de poderes en el Ejecutivo, seria limitaciones a las capacidades del Congreso y una nula independencia del Poder Judicial que depende en su financiamiento y en los ascensos de la voluntad de quienes ocupan temporalmente La Moneda,
El Parlamento solo es un “buzón” del Ejecutivo, que le maneja la Agenda Legislativa por medio de las urgencias, no tiene potestad para plantear Leyes que involucren gastos para el tesoro público y es permanentemente chantajeado por el Ejecutivo para que apruebe sus posiciones.
El Poder Judicial se ha transformado en completamente funcional al Ejecutivo que presiona para que los fallos vayan en la línea que conviene a la “clase Gobernante”, inclusive dejando de aplicar las Leyes vigentes y denegando una Justicia igualitaria para todos los ciudadanos.
Hemos llegado al absurdo de que quienes obtienen alguna forma de poder, olvidando sus promesas electorales, se creen dueños del país, dejando de lado los intereses nacionales para centrarse en los de las colectividades políticas que les respaldan.
Esta “charada” democrática simplemente debe ser considerada una perversión del sistema que para ser claros debe denominarse “partidocracia” con la que las agrupaciones políticas se han apoderado del país en beneficio propio.
El sistema democrático normal tiene imperfecciones, pero sin duda alguna es el mejor sistema que ha inventado el humano, salvo cuando se producen perversiones como las que hemos señalado que desnaturalizan el sistema y amagan las libertades populares.
Tenemos una administración poco transparente, que abusa del poder con que han sido investidos, que se aprovecha de sus posiciones ventajosas para el enriquecimiento personal y la consolidación del poder, al que se aferran, de sus corrientes políticas.
Consideramos que para volver a la democracia es imprescindible la instauración de procesos revocatorios, a los que se deben someter quienes realicen de mala manera sus funciones, olviden sus promesas y/o actúen de manera poco honesta.
Junto a lo anterior es necesario establecer la obligatoriedad de quienes llegan al poder de declarar sus bienes, también los de sus familias, dejar la administración de ellos mientras ejercen los cargos de elección y la rendición permanente de cuentas al pueblo.
No es aceptable que se use las los “mensajes” al pueblo, como el del 21 de Mayo, como efecto propagandístico o como una oportunidad para seguir realizando promesas, es la ocasión en que se debe rendir cuentas a los “patrones”, a los ciudadanos.
No olvidemos que el voto es la voz con que el pueblo puede felicitar a los gobernantes que lo han hecho bien, a la vez que permite repudiar a aquellos que nos han engañado o han realizado malas gestiones, utilicemos esta herramienta que nos da la Constitución para provocar un cambio necesario
