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viernes, 30 de enero de 2009

Por un Chile que reaccione....


Chile debe ser “reaccionario”

Reacción es una expresión que ha sido estigmatizada, en la falsificación del lenguaje de que somos objeto, como la expresión “conservadora” que pretende impedir la existencia de verdadera justicia social y consolidar los privilegios de las clases dominantes de alguna sociedad.

Utilizando la palabra en el más estricto y castizo de sus significados es la contra acción que impide la que grupos de audaces se aprovechen de las necesidades populares en su permanente búsqueda del poder total y que tiende a evitar la rapiña que pretenden hacer sobre los fondos públicos.

La reacción es la que ha impedido que el mal se apodere totalmente de nuestras sociedades, ha evitado que se entronicen feroces tiranías presuntamente populares y la que ha garantizado los derechos ciudadanos que nos garantiza la Constitución.

Nuestros héroes máximos de la Independencia - O´Higgins, los Hermanos Carrera, Manuel Rodriguez, entre otros, “reaccionaron” contra el dominio español y nos legaron una Patria de Libertad y derechos populares.

En la Guerra del 79 hombre importantes como Prat, Aldea, Carrera Pinto, entre muchos, corrieron a defender la Nación que era amagada por el cuadrillazo que habían preparado los peruanos con los bolivianos.

El 73, las Fuerzas Armadas y de Orden, dejando de lado su tranquila vida de cuartel e incluso arriesgando a sus familias, salieron a defender nuestras libertades y derechos amagados por el experimento totalitario de las izquierdas.

Hoy pareciera que hemos olvidado lo que debemos a los hijos ilustres de la Patria, pero si hasta hemos designado al destructor de Chile, Salvador Allende, como un chileno más importante de nuestra Historia.

Es imprescindible, sobre todos después de estos casi 20 años de malas y deshonestas Administraciones de la concertación, reaccionar para evitar otro Gobierno del mismo signo, que simplemente sería fatal para el futuro nacional.

Por lo anterior, además de la consideración física de que toda acción provoca reacciones, en especial las acciones que destruyen al país, es que nos declaramos orgullosamente reaccionarios e invitamos a todos a asumir tales posiciones.

Es un deber romper las cadenas del miedo y la dependencia con que los políticos oficialista han nublado nuestro raciocinio y han impedido que tengamos las reacciones necesarias para “despedirlos” de los cargos que “mañosamente” ocupan.