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viernes, 2 de octubre de 2009

Frei: “No hago comentarios” , por Sergio Melnick.



Es curiosa la actitud de Frei, que, aun como candidato presidencial, nunca hace comentarios. A lo más, como ayer, nos dice “me remito a lo expresado por el vocero”. Es como si no tuviera opinión propia de las cosas. Además, se enoja cuando se lo critica, levanta el tono, acorta las frases, hace gestos curiosos y sistemáticamente elude toda forma de debate que no sea de titulares o frases hechas. Qué duda cabe de que el modelo «Frei 2008» era ampliamente superior al del 94; sin embargo, hace lo posible por que no se note. Frei es una persona parca y un poco aburrida, pero era afable, tolerante, claramente de centro, orgulloso de su cristiandad, con una cierta modestia y sencillez que agradaba. Hoy es otro: ha perdido casi todos esos atributos, y no habla. Es ambiguo, se desvive en guiños a la izquierda, incluso contra su propia fe, y hasta se ha vuelto gruñón. Mientras tanto, MEO ya le pisa los talones y Gómez se sigue dando gustitos y pasa su cuenta.

El debate que no fue, lo organizó el canal estatal a la pinta de Frei. Es al único que le convenía la fórmula del minuto para titulares memorizados, y sin confrontación. De hecho, cuando fue emplazado, simplemente no respondió, y el moderador menos se lo recordó. Las preguntas, algunas abiertamente sesgadas, contenían afirmaciones odiosas y equivocadas, como la «usura» de la banca o los «cesantes ilustrados», imponiendo un comentario que en 60 segundos era imposible ahondar.

Y para rematar se manda el numerito del informe trucho de una organización que, al parecer, lo menos que tiene es de transparencia.

Transparencia mundial se lavó las manos, sosteniendo que la responsabilidad era local. Transparencia local se lavó las manos como Pilato, diciendo que la responsabilidad era de los autores. El autor simplemente no da la cara y es, curiosamente, asesor del ministro de Hacienda. Las declaraciones oficiales son esquivas por decir lo menos. Dimes y diretes van y vienen. Todo es ambiguo. Es notable que el Gobierno, de la nada, salió, al estilo Vidal, a defender a la institución, atacando fieramente a la oposición ¿Por qué tenia que opinar al respecto? Ayer, Jorge Navarrete, de la DC, presenta su renuncia indeclinable. Pero Poniachik lo hace con elástico y no asume su responsabilidad. ¿Transparente?

Frei trató de descalificar moralmente a Piñera. Curiosamente, nadie sabe dónde y en qué están sus propias platas. Vendió su participación en UF 150.000, que equivale a unos 6 millones de dólares. Si le ponemos una modesta rentabilidad de 5% al año, su fortuna después de 20 años no puede ser menos de US$ 15 millones, es decir, unos 8 mil millones de pesos, de los cuales nunca se ha desligado realmente, porque los administra su propio hermano. Menos aún nos ha explicado el famoso indulto, y ni siquiera se ha comprometido a no repetirlo. ¿Transparente?

Después se va a Icare, a lanzar amenazas a las mineras. Algún bicho de izquierda le ha picado. Y las amenaza con el “ogro Estado” si no hacen labores sociales, que nada tienen que ver con el giro minero. ¿Las hizo él con su propia empresa? Los acusa de pagar pocos impuestos, lo que no es efectivo, de acuerdo a las cifras reales.

A renglón seguido, nos informa que se van a invertir (¿gastar?) nada menos que US$ 12 mil millones en Codelco en los próximos años. Es decir, esta empresa no dará todos esos dividendos. Nada dice de la eficiencia con que opera, ni del daño que le hizo el conflicto de los subcontratistas, pésimamente manejado desde el gobierno de Bachelet, arrasando de raíz con su gobierno corporativo.

Simplemente repite majaderamente que la respuesta a todo es “más Estado”. El Estado es una entidad de diseño humano, no natural, de modo que hay muchos tipos de Estado. ¿Será como el cubano, el de Libia, Venezuela o quizás EE.UU.? Son muy diferentes. ¿Se habrá olvidado de sus propias privatizaciones?

Por algo no llega aún al 30% de apoyo. Es otro Frei. Está traicionando sus propias convicciones, y a mi juicio a su propio partido. El gran Boeninger nos ha dejado un mensaje: sin una DC fuerte no habrá gobernabilidad para Frei si gana, y tampoco para Piñera, que necesitará su apoyo.

Frei va cegado a los cánticos de la misma izquierda de la que él y su partido fueron férreos adversarios en el pasado.