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lunes, 28 de abril de 2008

Primer tiempo, la delincuencia gana por goleada.

No es culpable el que informa……

El pueblo, cazurro, burlón y muy observador, tiene dichos que clarifican actitudes de nuestro diario vivir, así para referirse a aquellos que andan inventando motivaciones a lo que les sucede dicen que "El cojo siempre le hecha la culpa al empedrado", como insinuando que las diferencias de nivel del piso son las responsables de su notorio problema en las extremidades.

Las bizantinas explicaciones de algunos Ministros no pueden sino recordarnos la del cojo, pues utilizan irracionalidades para tratar de convencernos de que los hechos se producen por la "maldad" de otros, pero sin nunca reconocer que ellos demuestran severas incapacidades y gravísimos desconocimientos de lo que realmente está sucediendo en el país.

Para graficar lo anterior debe bastarnos recordar los millones de palabras destinadas a culpar a otros por el mal resultado del Transantiago, pero, cuidando de informar que el proyecto era malo, que estaba siendo muy mal implementado y que no se había realizado las inversiones necesarias. Se culpó a los proveedores de tecnología, a los empresarios, a los pasajeros.

Posteriormente se nos anuncia por medio de una dispendiosa campaña publicitaria que el sistema esta mejorando, se les olvida contar que se vuelve a las mallas antiguas, y que un mal servicio, pero gratis para el país, ha sido reemplazado por un pésimo sistema de transportes, pero que al país le cuesta el equivalente a miles de viviendas sociales por cada año.

Hace un par de días, a raíz de la encuesta mentirosa del INE que anuncia que los delitos han bajado en cantidad, pero que la percepción de temor de la ciudadanía a llegado a niveles altísimos, motivaron al "cojo" Ministro Vidal a tratar de culpar de la situación a la prensa, despachándose algunas de sus frases estúpidas que ni siquiera merecen ser consignadas.

La responsabilidad del aumento de la percepción de temor del pueblo se debe a que vemos como la policía cumple sus funciones al detener a los bandidos, pero como resultados de leyes permisivas y de leves sanciones, estos se encuentran a las pocas horas en las calles amenazando a aquellos que les han acusado o reconocido. Se ha creado una imagen de impunidad.

Alguien pidió mano dura, como llevamos casi 18 años pidiendo los chilenos y recibiendo como respuesta solo frases ingeniosas (Como la de un Presidente que dijo no a la mano dura, pero si a la mano justa), pero ninguna solución para un drama que tiene a la mayoría de la población, especialmente a los más humildes, recluidos, cual presos, en sus hogares.

No queremos represiones injustas, no queremos que se vulneren los derechos de los aprehendidos, pero tampoco queremos que se establezca un sistema perverso en el que los derechos del delincuente sean protegidos de manera irracional mientras la población honesta queda en la más absoluta de las indefensiones. Prevención, es una pata de la solución, la otra son sanciones ejemplares.
Si bien las palabras de la Presidente ponen en su lugar al locuaz Ministro, no es menos cierto que ella estaba “leyendo” las argumentaciones que le habían preparado sus secuaces, siendo absolutamente cierta la necesidad de dejar de buscar a quien “acusar”, es necesario que se pongan a trabajar de inmediato. El primer tiempo lo ganó la delincuencia por goleada.