Promocione esta página...

miércoles, 23 de marzo de 2011

Obama en Chile, por Gonzalo Müller.




Obama en Chile,

por Gonzalo Müller.



La visita de Barack Obama a nuestro país despertó en los chilenos un especial sentimiento de orgullo, no por los anuncios hechos, sino por el reconocimiento implícito en elegir a Chile como plataforma para el lanzamiento de un nuevo trato para las Américas, uno que habla de trato igualitario, de respeto mutuo y de avanzar hacia una mayor integración.



La necesidad de reconocimiento es intrínseca en el ser humano, y en nuestro caso, como un país distante del resto del mundo, se ve acrecentada. Por eso nos resulta valioso no sólo el ser elegidos para esta visita oficial, sino que el reconocimiento de nuestro estatus como país en vías de ser desarrollado, con instituciones y políticas públicas que garantizan una sociedad de oportunidades y donde la promoción social es cada vez más una realidad.



El Presidente Obama no hace otra cosa que poner en evidencia el camino recorrido como sociedad en los últimos 30 años. Porque el reconocimiento que recibimos hoy es el fruto del esfuerzo de todos, de Gobierno y oposición, de todos los sectores sociales, los que han sido capaces de avanzar en consensos básicos sobre cómo desarrollarnos política y económicamente: nuestro modelo de acuerdo social y la capacidad de alcanzar entendimientos son un patrimonio que destaca transversalmente a nuestra clase política.



La imagen de Chile que nos relata Obama es el fruto del esfuerzo de décadas de entender que en las relaciones internacionales no puede haber divisiones, y que todos los actores políticos tienen un mismo discurso, que trasciende las legítimas diferencias internas para consolidar internacionalmente a nuestro país. Hoy Chile, por hechos coyunturales como el terremoto y el rescate de los mineros, ha sido expuesto al mundo como nunca antes, y esa exposición mediática debemos concluir que nos ha pillado en buen pie: hay mucho de qué sentirse orgullosos por lo avanzado en los últimos 20 años.



Todavía nos falta también mucho para sentirnos desarrollados. La pobreza sigue siendo un flagelo para más de 700 mil personas y es difícil pensar en hablar de una sociedad más igualitaria cuando para muchos eso no es verdad: no hay mayor desigualdad que la pobreza. Por eso el Presidente Piñera, en su discurso ante la visita de Barack Obama, ha reiterado su compromiso de que en Chile, antes de que termine esta década, terminaremos con la pobreza.



Educación es la clave para ello. Por eso el ejemplo de Michelle Obama hablándoles a los alumnos de uno de los nuevos liceos Bicentenario, dando testimonio de que la superación ante la adversidad es posible, de que el esfuerzo personal y las oportunidades que da una educación de calidad son una esperanza cierta para todos los niños de Chile, sin importar su condición social.



Son muchas las lecciones que nos deja la visita de este carismático líder norteamericano. Los que esperaban medidas concretas o la oferta de un trato especial de socio estratégico quizás queden decepcionados, pero a aquellos que tuvieron la oportunidad de detener por un momento la lucha política y constatar el reconocimiento que nos hace a nosotros como sociedad y a nuestro pasado reciente, al decir que el secreto del éxito de Chile está en su pueblo, nos debiera mover a valorar y cuidar ese patrimonio, esa capacidad de esfuerzo y sacrificio, de construir consensos sociales amplios y de enfrentar unidos los desafíos que todavía nos quedan para entrar al desarrollo.