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sábado, 19 de marzo de 2011

Fronteras peligrosas, por Hernán Felipe Errázuriz.


Fronteras peligrosas,

por Hernán Felipe Errázuriz.


Debemos mejorar el control de nuestras fronteras. Vivimos entre dos fuegos: Chile está acosado por el narcotráfico boliviano y por los riesgos de que Perú se transforme, este año, en el primer productor de cocaína del mundo. En Bolivia, tercer productor mundial, el narcotráfico ha infiltrado a las más altas esferas. Esta semana fue arrestado un general retirado y oficiales bolivianos por tráfico de cocaína a través de Arica. El general se desempeñó como "zar antidrogas" del Presidente Morales y dirigía su Centro de Generación de Inteligencia. La red de corrupción habría facilitado 14 embarques. Esta lucha contra la corrupción y las drogas continúa y requiere una renovada cooperación con nuestros vecinos y también con Estados Unidos, el principal consumidor: en la visita de Obama, este tema se debería reforzar.



También esta semana se publicaron dos inquietantes reportes anuales sobre narcotráfico: el de Naciones Unidas y el del Departamento de Estado. Ambos consignan que la droga de los países vecinos transita a terceros mercados y aumenta su consumo en Chile. Según el informe de Naciones Unidas, los estudiantes de enseñanza media chilenos son, proporcionalmente, los mayores consumidores de cocaína de Sudamérica.



En el combate del narcotráfico, Chile enfrenta serias dificultades por la falta de vigilancia de sus fronteras con Bolivia y Perú, con numerosos pasos ilegales. Adicionalmente, el Tratado de 1904 exige la autorización de Bolivia para inspeccionar sus cargas en tránsito por Chile. Estos obstáculos favorecen un abuso alarmante de las facilidades de tránsito que se otorgan a Bolivia. A la vez, son una amenaza para la certificación internacional para el comercio de los puertos de Iquique, de Antofagasta y especialmente de Arica.



El descontrol de nuestras fronteras quedó en evidencia hace un par de años, con el ingreso inadvertido, al este de Arica, de un camión militar con 20 soldados y un coronel peruanos. Hasta ahora nadie se ha hecho cargo del bochornoso incidente, que sólo significó un risible sumario para un sargento de Carabineros del Complejo Fronterizo de Chacalluta, por haberle dado salida libre al contingente armado, como si hubiese podido detectar su ingreso o detenerlo. Antes de seguir gastando decenas de millones de dólares y destinando varios centenares de policías y uniformados a vigilar en Haití, se debería fortalecer nuestro control fronterizo.



Es un secreto a voces de que una de las razones de Perú para rechazar el corredor boliviano en la frontera norte, fueron los riesgos que podría significar para su seguridad y la garantía de limitar con Chile. Quienes promueven otorgar concesiones territoriales a Bolivia no pueden desconocer esas realidades.