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martes, 29 de marzo de 2011

Los Jaivas en La Moneda, por Cristina Bitar.

Los Jaivas en La Moneda,

por Cristina Bitar.



El Presidente Obama hizo algo inédito: en su reciente gira por América Latina sólo visitó dos países en Sudamérica y ellos fueron Brasil —obvio— y Chile. ¿Por qué nosotros antes que Argentina, Perú o Colombia? Probablemente porque Estados Unidos quiso dar una señal en el sentido de premiar a un país que hace las cosas bien, que tiene una democracia consolidada, instituciones sólidas y una economía que nos tiene prácticamente en las puertas del desarrollo. Pero al mismo tiempo que desde afuera reconocen estos inmensos avances, en nuestro propio país aún subsiste el contraste entre quienes entienden y contribuyen a darles solidez a los pilares sobre los que se funda este país y los que no entienden lo que ha pasado en las últimas décadas y se quedaron pegados en el pasado. Digo esto a propósito de la actuación de Los Jaivas en La Moneda el día de la cena en honor del Presidente Obama, y de las críticas que recibieron de algunas personas por esta presentación.


Los Jaivas son parte del patrimonio cultural de nuestro país, como Neruda, Violeta Parra o Roberto Matta. Ellos, así como muchos otros, están más allá de cualquier sector político al que legítimamente adhieran o hayan adherido; su arte es de todos, a todos nos enorgullece y lo sentimos como propio. Por lo tanto, forman parte del amplio espectro de materias que no son parte de la disputa política. La actitud de Los Jaivas de ir a cantar a La Moneda bajo el mandato de un presidente democrático, legítimamente elegido por todos los chilenos, sin importar su color político, es un gesto que los coloca a la altura en que merecen estar. Ellos estuvieron ahí porque son parte de Chile. No fueron a un acto político: fueron a representar al país nada menos que ante el Presidente de los Estados Unidos.


La crítica es pequeña, pero es reflejo de algo más profundo que no podemos dejar pasar. Todavía existen en nuestro país personas que no aceptan que pueda haber un gobierno de signo contrario al suyo legítimamente elegido. Eso, en el fondo, es no creer en la esencia de la democracia, que precisamente consiste en competir por el voto popular y aceptar que existe tanto la posibilidad de ganar como la de perder, y cuando se pierde se asume el respeto y la legítima subordinación a las autoridades de signo político contrario al propio. Sin esta convicción, no hay juego democrático posible.


Afortunadamente, los dirigentes chilenos han dado muestras de haber superado ese estado de inmadurez política. Durante cuatro gobiernos de la Concertación, los partidos de centroderecha se integraron institucionalmente a gobiernos de centroizquierda y, desde el año pasado, la Concertación, e incluso ahora los diputados del Partido Comunista, han hecho lo mismo bajo el gobierno del Presidente Piñera. Los que siguen pegados en el pasado son pocos, pero creo que es bueno no dejar pasar su gesto pequeño, porque no lo merecen Los Jaivas y porque debemos lograr que esas personas reflexionen y se incorporen de verdad, en cuerpo y alma, a nuestro sistema democrático.


El grupo de artistas que forman Los Jaivas tiene una posición política conocida y respetable, que en nada ha cambiado y nadie les ha pedido que lo hagan, pero si algo expresó que el Presidente Obama no se equivocó al venir a Chile fue precisamente el verdadero símbolo que significa que hemos logrado ser un país reconciliado y unido ante el exterior, que tenemos sentido de Estado y que nuestra casa de gobierno es de todos los chilenos, desde un presidente de centroderecha hasta Los Jaivas.