Camila y Hobsbawm,
por Gonzalo Rojas Sánchez
En el computador de Camila Vallejo se exhiben las fotos
de Marx y del Che, y en la portada del último libro de Eric Hobsbawm,
"Cómo cambiar el mundo", dedicado a Marx, está también el Che.
Seguramente, ella debe haberse asomado a la nueva obra
del historiador británico. Quizás lo ha hecho con el ánimo de encontrar ahí una
guía para la acción, algo así como aquel famoso "¿Qué hacer?" de
Lenin.
¿Hay efectivamente material en la aportación de Hobsbawm
como para que el alto mando de las JJ.CC. se pueda nutrir y dar un nuevo
impulso a su estrategia 2012?
Ante todo, una de las más lúcidas afirmaciones de
Hobsbawm calza perfectamente y sin duda sirve para redefinir acciones.
Refiriéndose a los movimientos del pasado reciente, el historiador sostiene que
"eran anticapitalistas -aunque sin una idea clara del capitalismo-, pero
era casi imposible identificar lo que proponían como alternativa".
Ese es ciertamente uno de los principales desafíos de
Vallejo y su gente para este año. La joven comunista ha sido enfática en
sostener que la lucha será contra el capitalismo, que hace mucho rato el
movimiento dejó de ser estudiantil, que los dirigentes estudiantiles son
dirigentes políticos, pero... igual que sucedía durante el año pasado, y como
bien lo ha detectado Hobsbawm -marxista, por cierto-, es casi imposible
identificar lo que proponen como alternativa.
Esa oscuridad, ¿es una decisión explícita o pertenece a
la crisis de proyecto en que se sumió el marxismo desde 1989 en adelante?
El contexto de este 2012, eso sí, ayudará a definir las
estrategias, aunque los objetivos puedan seguir permaneciendo ocultos. Y ese
contexto tiene tres coordenadas centrales.
Por una parte el PC celebra su centenario en Chile,
después de un notable reposicionamiento y en el comienzo de dos años
electorales. Todo eso jugará a su favor, animará a los comunistas a un
despliegue visible por todo el país y, si fuera necesario, los impulsará a
levantar efectivamente esas 90 candidaturas con las que ya amenazan.
Por otra, la realidad estudiantil se les presenta muy
distinta. Cuando Camila Vallejo afirma que no piensan repetir la receta del
2011, habla como si ella pudiera controlar el movimiento. Pero bien sabe la
dirigenta que la conducción estará en otras manos, bajo control anarquista o
trotskista o anda tú a saber. Por eso, la estrategia comunista derivará hacia
otros sectores sociales, buscando desarrollar la protesta en colegios
profesionales, etnias, sindicatos, minorías, regiones, etc. Vallejo ha sido
clara: Hay que "fortalecer los lazos con los trabajadores", ha dicho.
¿Implicará este nuevo enfoque un olvido de las demandas
estudiantiles? No, de ninguna manera, pero las JJ.CC. se esforzarán en
apoyarlas sólo en la medida en que sean vinculables con la estrategia general
del partido. A los estudiantes ya les sacaron el jugo; ahora vienen otras
cosechas que podrían ser aún más fructíferas.
Un tercer factor -que no les pasará inadvertido, sin
duda- es el aniversario 75 de la muerte de Antonio Gramsci. Toda la estrategia
electoral del PC va justamente en la línea de fortalecerse dentro de una
oposición que sea hegemónica.
Hegemonía, concepto clave del comunista italiano;
concepto que el PC chileno no está ciertamente en condiciones de liderar, pero
sí de sugerir y desarrollar. Más aún, si se piensa en algunos de los aliados en
esa estrategia, siempre tan prestos a molestarse con las declaraciones
comunistas, pero dispuestos a darles la mano y los votos.
Hobsbawm afirma: "El Marx del siglo XXI sin lugar a
dudas será muy distinto del Marx del siglo XIX". Quizás el PC chileno se
esté encargando de eso, pero ¿alguien puede pensar que será para mejor?
El PC tiene
aliados siempre prestos a molestarse con las declaraciones comunistas, pero
dispuestos a darles la mano y los votos.
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